Este sábado, Telecinco emitió la tercera entrega de Volverte a ver de la temporada, a la que acudió Irene Rosales. Y es que, alguien le quiso dar una sorpresa muy especial, al igual que ocurrió la semana anterior con Antonio Canales.

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Y también como en el episodio de Canales, el programa necesitó una explicación previa, pues la situación de Rosales era muy distinta en el momento en el que se grabó a ahora, tal y como recogió Carlos Sobera en un breve vídeo.

Cuando se grabó el formato, Irene Rosales acababa de perder a su madre a consecuencia de un cáncer, pero en el momento de su emisión también había fallecido su padre, que perdió la vida en noviembre de 2020, tras una larga enfermedad.

“Que en la vida no hace falta mucho para tener lo que tú quieras, me ha enseñado a ser independiente, a que luche por mis cosas y a saber llevar una familia sin tener nadie al lado”, dijo Rosales sobre las enseñanzas de su madre.

Además, lamentó que su progenitora no disfrutara de su vida y, en esa línea, lanzó un mensaje a los espectadores: "Todos tenemos problemas, pero pido a todo el mundo que en la medida de lo posible disfrute, porque la vida es una y no sabemos el tiempo que vamos a estar aquí".

En Volverte a ver la sevillana recibió una sorpresa de su hermana Mari Tere, que quiso agradecerle toda su dedicación a la familia y a su madre durante los últimos días de su vida. Además, intentó insuflarle alegría para que volviera a ser tan feliz como siempre; aunque Rosales confesó que, según pasaban los años, esa alegría se reducía.

“Irene no se ha sacrificado, se ha desvivido con ella. Decirte que te queremos un montón, que siempre has sido una luchadora y mamá está muy orgullosa de ti. De parte de todos, que te quieren con locura, ánimo, que eres una campeona”, dijo Mari Tere. 

Según dijo, su hermana se convirtió en "los pies y las manos" de su madre cuando esta enfermó. Sobera concluyó la escena con una frase que la excolaboradora de Viva la vida había dicho con anterioridad: "Hay que seguir viviendo".