Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El regreso de Juan Tamariz a TVE, la filosofía de vida detrás de su arte

Juan Tamariz con Carlos del amor en 'La matemática del espejo' de La 2, grabado en el local donde se encontraba el tablao Manolo Caracol.
Juan Tamariz con Carlos del amor en 'La matemática del espejo' de La 2, grabado en el local donde se encontraba el tablao Manolo Caracol.
RTVE
Juan Tamariz con Carlos del amor en 'La matemática del espejo' de La 2, grabado en el local donde se encontraba el tablao Manolo Caracol.

El optimismo se enciende cuando Juan Tamariz aparece en televisión. Hace tiempo que no le veíamos en la pantalla, no es fácil que conceda entrevistas. Y Carlos del Amor lo ha conseguido en La matemática del espejo que ha regresado a La 2 y, de paso, nos ha recordado aquella televisión artesanal que nos permitía confiar en la imaginación. 

Aquella imaginación que es la base del trabajo de Juan Tamariz. Por eso mismo, entendió desde el principio el casamiento de la tele y la magia. Por eso mismo, fue a una joven TVE para proponer un espacio de magia de cerca. Porque en "la tele estamos todos en la fila cero".

Ver de nuevo en La 2 a Juan Tamariz nos recuerda que buena radio televisión pública seguimos teniendo, sobre todo cuando no se queda en el reality show y acude a aquellos otros géneros que retratan el mundo desde el primer plano sin demasiados edulcorantes y colorantes. Sólo basta la atmósfera que desprende cada personalidad con su carácter, con su fantasía. Aquí, en este caso, las personalidades de Tamariz, del Amor, de la familia del entrevistado y del público. Ay, el público. Con su timidez, con su sonrisa, con la ingenuidad de no controlar la situación.

Para controlar la situación ya está el mago, claro. De hecho, el propio Juan Tamariz en un momento de la charla afirma que su vergüenza de la niñez fue desapareciendo por la posición de poder que te otorga representar la magia. Una situación que vale para otros ámbitos de la vida, pues es provocada por las horas y horas de práctica. Porque, en la magia como en la tele, la mejor improvisación surge del ensayo.

Para ensayar, para estudiar, para aprender, para descubrir: 800 libros de magia tiene en su biblioteca Juan Tamariz. "Los libros son un objeto mágico por sí mismo", explica. No le gusta la palabra "truco", pues suena a engañar. Prefiere "juego", que remite a ese ejercicio de complicidad que logra sobre el tapete. Con su punto de sarcasmo, con su punto de filosofía: esa es la mejor magia, como la mejor tele mágica, la que hace pensar.

La maña de la imaginación ayuda a solucionar mejor cualquier vicisitud, el impulso del trepa mancha todo a su paso".

Siempre recuerdo que en una de sus actuaciones en Un, dos, tres... responda otra vez, Juan Tamariz empezó su número diciendo: "En un mundo en el que las ofertas de trabajo buscan yupis agresivos, yo prefiero a la gente con imaginación". La maña de la imaginación ayuda a solucionar mejor cualquier vicisitud, el impulso del trepa mancha todo a su paso. Y, entonces, entiendes la importancia de la televisión pública, en una sociedad en la que nos vamos convirtiendo en exclusivamente consumidores y hasta tenemos que ir desconfiados buscando todo el rato la trampa detrás del truco, necesitamos programas como este oasis de La matemática del espejo que nos despiertan la sonrisa de la complicidad. La sonrisa de conocernos, recordarnos, encontrarnos y, a veces, incluso entendernos. Mejor si es desde la esperanza que otorga el trampolín de la ilusión. Porque como recalca Tamariz "si no hay ilusión, no hay nada".

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