'El programa de Ana Rosa' logra entrar en la vivienda okupada en La Cistérniga (Valladolid) y habla con los okupas

Los okupas han recibido al equipo del matinal.
Los okupas han recibido al equipo del matinal.
MEDIASET
Los okupas han recibido al equipo del matinal.

La okupación es un problema al que los vecinos se ven obligados a enfrentarse y, ante la inacción de las autoridades, luchar con sus propios medios. El pasado martes, un equipo de Espejo público narraba los altercados y la agresión que sufrieron por parte de unos okupas de La Cistérniga, en Valladolid

Sin embargo, este jueves, un equipo de El programa de Ana Rosa ha conseguido hablar con uno de los okupas que, actualmente, se ha instalado en la casa de Santiago y Francisca, dos vecinos ancianos del pueblo. Pese a que sus vecinos los califican como violentos, el hombre ha permitido que el equipo del matinal, incluso, entre en la casa.

"No sales por la noche, no te gusta encontrártelo por la calle ni en el supermercado. También han intentado atracar con navajas", ha comentado una de las vecinas del pueblo que vive atemorizada por el grupo de okupas. "Pasar por allí y te quedas mirándoles por lo que sea y te desafían", ha alegado otro ciudadano.

Una de las okupas, muy tranquila, ha respondido a las preguntas de la reportera del matinal de Telecinco: "No nos metemos con nadie". Sin embargo, sí ha reconocido que su marido salió con un palo hace unos días. En su visita al interior de la vivienda, el equipo ha mostrado cómo se encuentra la casa de Santiago y Francisca.

"Aquí lo tengo todo. Según entré, yo no lo he tocado. Iba a pintar y tal y dije: no, no", ha señalado uno de los okupas que, además, ha explicado que no han querido tocar nada: "Todo esto son cajas de figuras, fotos, cosas... Ni los calendarios que querían tirar y dije: 'no tiréis papeles de estos porque, lo mismo, estas tarjetas a ellos les sirven de algo'. Pues ni las tarjetas, mire usted".

El hombre, además, ha agregado que no habían fichado la casa para okuparla, sino que se la enseñaron unos vecinos del pueblo que le aseguraron que era propiedad de un banco. "Antes vivíamos en la calle", ha apuntado el okupa que, también ha dejado claro que se ha propuesto abandonar la vivienda en un plazo de ocho días "para que esto pare y no vaya a más".

El okupa ha añadido que las acusaciones de que sobre él pesa un delito de sangre por haber asesinado a su mujer son mentira, aunque ha reconocido que sí tiene antecedentes: "Pero por chatarra. Por otra cosa no. Ni por drogas ni por robar cosas fuertes. Por chatarra sí, la verdad". De la misma manera, ha negado que haya habido intentos de forzar coches o de vender droga.

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