Las cadenas de televisión han afrontado la segunda semana de enero con competitivas ganas de lanzar nuevas apuestas. El problema es que casi todos los programas están repitiendo idéntico patrón: famosos haciendo cosas. Mejor si son fuera de su área de confort, claro. Nos hemos quedado atascados en esta fórmula de espectáculo de prime time.
Y, de repente, en los mismos días, ha llegado Bailando con las estrellas con 13 celebrities y sus parejas de baile, Bake Off y sus 14 celebrities, El Desafío y sus 8 celebrities, GH DÚO y sus 13 compañeros de casa. Sin olvidar que, a la vez, ha aterrizado La isla de las tentaciones con sus 8 parejas acompañadas de su ejército de 'tentadores' dispuestos a romperlas. Es más, también Telecinco ha estrenado La mejor generación con 9 artistas jugando a elegir la mejor década versionando clásicos musicales.
Sumemos: en total, 65 personajes protagonistas. Las cadenas tradicionales han pretendido que, en seis días, el espectador empatice y ubique a tal aluvión de rostros en su memoria. Un espectador que ya de por sí está aturdido al recibir a diario un flujo constante de impactos audiovisuales. Basta mirar el teléfono móvil.
Incluso es fácil confundir a los famosos de cada programa, ya que por lo general este tipo de espacios lleva años y años calcando dinámicas. Hasta algunos se repiten de show a show. Adrián Lastra el viernes está en El Desafío, el sábado en Bailando con las estrellas. Otros sentimos que ya los hemos visto antes haciendo tal postre. Porque ahora están de reposteros en Bake Off y antes de cocineros en MasterChef. La audiencia está resabiada de talents shows, siente que lo ha visto todo ya antes. La capacidad de sorpresa es menguante ante ideas en constante repetición.
Y la misión de retener la atención del público se complica aún más si se estrenan a la vez tantos programas similares, todos sustentados en famosos o pseudofamosos listos para ser juzgados. Porque para implicarse con los concursantes, hay que entender sus motivaciones. Difícil tarea, pues nos han presentado casi 70 historias con sus 70 protagonistas de golpe. Y en la vida para recordar hay que dosificar, hay que tener tiempo para macerar complicidades y construir vínculos emocionales. O sólo nos aturdimos con la luz y el color de imágenes que cuando nos ponemos a pensarlas ya las estamos olvidando. Porque ya estamos viendo la siguiente imagen.
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