El 17 de marzo de este año, Rafa Castaño entró en la historia de Pasapalabra al llevarse el bote más alto jamás entregado en el concurso: 2.272.000 euros.

Y lo consiguió haciendo algo nunca visto, resolviendo las 25 letras de El Rosco del tirón, de forma consecutiva, sin darle ninguna oportunidad a su rival, Orestes, de poder contestar.

El premio puso rumbo a Sevilla, donde parte ha sido destinado a la librería Caótica, de la que Rafa es uno de los socios, otra para pagar su piso y otra, para su familia.

Su pasado en Telecinco

Pero antes de su última participación en Pasapalabra en Antena 3, Rafa ya había visitado el plató del concurso cuando se emitía en Telecinco y lo presentaba Christian Gálvez.

Allí vivió grandes duelos, una vez más, con Orestes, que también repitieron en El Tirón, el formato que sustituyó a Pasapalabra cuando Mediaset dejó de emitirlo.

MEDIASET

Incluso llegó a verse las caras con su hermano Alberto en un especial de Navidad del concurso. Le ganó y su premio fue volver a participar más adelante, sin fecha cerrada.

Y apareció '¡Boom!'...

Precisamente, al no saber cuando iba a participar, le surgió otra oportunidad de ganar algo de dinero en televisión... Manolo, Óscar, y Victoria buscaban a alguien que ocupara el lugar de Miguel Ángel, que se había ido fuera de España, para presentarse al casting de ¡Boom! como Los Dispersos y pensaron en Rafa.

Al sevillano le conocían de su paso por Saber y ganar (participó en el espacio de La 2 en 100 entregas repartidas en dos ocasiones de 71 y 29 programas) y le ofrecieron jugar con ellos.

El destino quiso que dejara a Los Dispersos para participar en Pasapalabra cuando le volvieron a llamar, y justo cuando retiraron el concurso de Telecinco, sus compañeros empezaron su andadura en ¡Boom!, donde se llevaron 1.546.400 euros.

ATRESMEDIA

Estudió Periodismo

Rafa se aficionó al periodismo, como otros muchos jóvenes españoles, escuchando los domingos Carrusel Deportivo y soñando con narrar los partidos de su Betis.

Estudió la carrera, pero tras hacer unas prácticas, decidió que no era la profesión que esperaba y lo dejó: "Me pareció una labor bastante precaria para las horas que se le echan, y tengo amigos que son periodistas y están muy quemados", afirma.

Los concursos y la librería son ahora su vida, aunque ahora, se dedica más a disfrutar de la vida gracias al colchón económico logrado en Pasapalabra.