Los riesgos ocultos de suplementos proteicos como la proteína en polvo

Proteína en polvo.
Proteína en polvo.
ajay_suresh (Flickr).
Proteína en polvo.

Añadir proteína en polvo a un vaso de leche o a un batido es un gesto frecuente entre deportistas y, sobre todo, entre personas que tienen por objetivo ganar músculo. La proteína es esencial para generar músculo, asegurar la fuerza de los huesos y otras numerosas funciones corporales. Pero, ¿son realmente sanos los suplementos proteicos?

La mayoría de suplementos proteicos se comercializan en forma de proteína en polvo. Estas proteínas provienen de plantas (soja, guisantes, arroz o patatas), huevos o leche (caseína o suero de leche, este último conocido también como whey). Además de la proteína en sí, estos productos suelen tener otros ingredientes como azúcares añadidos, saborizantes artificiales, espesantes, minerales y vitaminas. Lo normal es que un 'cacito' incluya entre 10 y 30 gramos de proteína.

Esta mezcla de ingredientes, además de otros factores, generan riesgos que el consumidor debe conocer antes de decidirse a tomar proteína en polvo, según Kathy McManus, directora del Departamento de Nutrición en el Hospital Brigham and Women's, afiliado de la red de medicina de Harvard.

Riesgos, sobre todo digestivos

En primer lugar, cabe señalar que, al tratarse de suplementos proteicos, la evaluación de seguridad de los mismos depende de los fabricantes. Así establecido por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU, país del que proceden las principales marcas de suplementos proteicos. En el caso estadounidense no es posible conocer si los ingredientes de los suplementos que los fabricantes dicen que llevan son los reales.

En segunda instancia, la composición común de ingredientes puede desencadenar problemas de salud. Se han reportado problemas digestivos: "Las personas con alergias o con dificultades para digerir la lactosa pueden experimentar problemas gastrointestinales si toman suplementos proteicos provenientes de la leche", apunta McManus.

Asimismo, algunos disponen de altas cantidades de azúcares añadidos y calorías con consecuencias claras: convertir un vaso de leche en un alimento de más de 1.200 calorías, ganar peso y dar lugar a un pico de azúcar en sangre nada saludable. En ese sentido, la Asociación Americana del Corazón recomienda un máximo de 24 gramos de azúcares añadidos al día en mujeres, y 36 gramos en hombres.

Por todas estas razones, Kathy McManus no recomienda incluir en la dieta estos suplementos. En el caso de tratarse de una necesidad nutricional, que se incluyan siempre bajo supervisión médica. 

Toxinas y metales pesados

Un estudio publicado en 2018 por la organización sin ánimo de lucro Clean Label Project detectó toxinas en forma de metales pesados y BPA en suplementos de proteína en polvo. Entre las toxinas se encontraron elevados niveles de plomo, BPA, mercurio, cadmio y arsénico, sustancias vinculadas con diferentes tipos de cáncer, problemas reproductivos y daño cerebral.

El análisis se llevó a cabo tomando como referencia 134 de los suplementos proteicos más vendidos en EEUU. Aproximadamente el 75% tenían niveles considerables de plomo, siendo los suplementos provenientes de plantas los que más cantidad poseían. Asimismo, los suplementos vegetales contenían mercurio, cadmio y arsénico, superando en varios casos los niveles máximos recomendados.

Además, el 55% de los productos analizados contenían niveles considerables de BPA, un disruptor endocrino presente en envases de plástico que interfiere en la hormona que controla el apetito. Puedes consultar los suplementos proteicos más y menos sanos en la web del Clean Label Project.

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