La bebida poco saludable que podría subirte los niveles de glucosa rápidamente

Es fresquita y perfecta para verano, pero esta bebida tan popular en España no está aconsejada por los expertos, que recomiendan que, en su lugar, comamos la fruta entera. 

Desmontamos los mitos sobre alimentación más sonados.
Desmontamos los mitos sobre alimentación más sonados.
Getty Images/iStockphoto
Desmontamos los mitos sobre alimentación más sonados.

Lo ha intentado todo el mundo, pero ‘mal de muchos, consuelo de tontos’, porque, nos pongamos como nos pongamos, el zumo de cinco naranjas nunca contará como las cinco piezas de fruta diarias que una persona debe de comer según los expertos. Es más, los zumos pueden ser dañinos para la salud. 

De hecho, cada vez son más los estudios que consideran los zumos de frutas una bebida azucarada, incluídos los zumos caseros. Así lo afirmaba ya en 2015 un estudio publicado en la revista Circulation, en el que se determinaba que toda bebida que aportase al menos, 50 kilocalorías por cada 23 centilitros, debería denominarse así, bebida azucarada. Y es que, por ejemplo, un zumo de naranja de 23 centilitros aporta unas ochenta calorías. Límite superado. 

¿Cuánto azúcar tienen los zumos?

Antes de entender de qué manera actúa el zumo en nuestro organismo, debemos entender que es eso de los azúcares libres. Cuando comemos, por ejemplo, una naranja, ingerimos el zumo y la fibra del gajo. Esta mezcla hace que se ralentice la absorción de los azúcares presentes en la fruta y evita que se alteren los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. 

Cuando comemos la fruta entera, estos azúcares (la glucosa y la fructosa) no son siempre plenamente absorbidos por el intestino y por tanto, no intervienen en el índice glucémico, sin embargo, cuando bebemos solamente el zumo de la naranja colado, sin las fibras vegetales, lo que tenemos es una bebida de azúcares libres, que suben el ácido glucémico en la sangre. 

Esto, además de aumentar el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes tipo 2, puede propiciar la obesidad, según la Organización Mundial de la Salud. 

El efecto saciante de la fruta en verano

Hay dos cosas en una fruta –que no hay en un zumo– que contribuyen directamente a provocarnos una sensación de saciedad. La primera son las fibras que contienen las frutas, que al llegar al estómago se hinchan y calman las ansias de comer. Además, la fructosa inhibe una hormona llamada leptina, que es la encargada de enviar al cerebro el mensaje de que ya no queremos comer más. Sin esa hormona en la sangre, el hambre no tiene fin. 

La segunda razón por la que la fruta nos da mayor sensación de saciedad es que la masticamos. Este acto ayuda a controlar las cantidades que comemos. 

Niña comiendo sandia
Niña comiendo sandia
Pixabay

Además, al masticar la fruta, se genera un estímulo de la saliva y los jugos gástricos que permiten aprovechar mejor las vitaminas y oligoelementos que contiene, a diferencia del zumo. 

Recomendaciones de consumo de os zumos

Los expertos coinciden: es mejor tomar una pieza de fruta que beber un zumo. No obstante, muchos hablan de que no es necesario ‘demonizar’ esta bebida, simplemente consumirla de manera excepcional y nunca como sustituto de la fruta, siendo conscientes de que sus beneficios nunca podrán igualarse. 

Los pediatras, por su parte, parecen estar de acuerdo en que los zumos, sobretodo los que se compran en los supermercados, son una malísima opción para los niños, no solo por su alto contenido en azúcar, de cara a combatir la obesidad, sino por el peligro de desarrollar caries

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