¿Causan esquizofrenia el cannabis y las drogas psicodélicas? Lo que dice la evidencia científica

La esquizofrenia es uno de los grandes misterios de la psiquiatría, y el papel que juegan en ella sustancias como el cannabis o los alucinógenos es igualmente enigmático.

Imagen de una planta de cannabis
Imagen de una planta de cannabis
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Imagen de una planta de cannabis

La esquizofrenia es una condición relativamente poco común (en España se estima que afecta a algo menos que cuatro de cada mil personas, según el informe Salud Mental en Datos que elabora el Ministerio de Sanidad) pero muy grave: de lejos, es una de las enfermedades mentales más incapacitantes en todo el mundo.

Al menos en el imaginario popular, tradicionalmente se ha ligado al uso de marihuana o cannabis y alucinógenos o psicodélicos (LSD, mescalina, psilocibina...). En un contexto en el que el consumo de cannabis aumenta (de acuerdo con el Informe 2023 sobre Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España también del Ministerio de Sanidad) y en el que muchos países están repensando sus políticas sobre esta y otras sustancias, cabe la preocupación por un posible aumento de casos.

Un misterio científico

Lo cierto es que la verdadera relación que une el cannabis y las sustancias psicodélicas con la esquizofrenia continúa siendo un misterio científico que motiva un agitado debate y un gran volumen de investigación.

La respuesta corta sería que las principales teorías indican que los psicodélicos pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esquizofrenia en personas que ya tienen riesgo, más que causar la condición. En la misma línea, la evidencia sugiere que el cannabis puede empeorar los síntomas y acelerar la aparición del cuadro, pero no está claro si puede causarlo.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que hasta ahora no tenemos mucha idea sobre la causa ni el mecanismo exacto de la patología, como recoge incluso el Manual MSD (la principal referencia diagnóstica en materia de salud mental). El término esquizofrenia hace referencia a un conjunto de síntomas muy variados que no siempre coinciden de una persona a otra, por lo que se ha sugerido incluso que podría tratarse de varias enfermedades distintas agrupadas bajo un mismo diagnóstico.

Sea como sea, sí que sabemos que estadísticamente tiende a presentarse entre la adolescencia tardía y la juventud; que aquellas personas con antecedentes familiares cercanos tienen mayor riesgo de desarrollarla que la población general y que algunos factores ambientales también podrían aumentar las probabilidades o, como mínimo, actuar como desencadenantes.

Las dos caras del cannabis

Teniendo en cuenta esto, sí que tenemos evidencias sólidas de una conexión entre el uso de cannabis o alucinógenos y la probabilidad del diagnóstico de esquizofrenia, así como de que el consumo de estas sustancias afecta al pronóstico de la enfermedad. En principio, esto es suficiente como para desaconsejar el consumo recreativo, sobre todo en aquellos en la franja de edad de mayor riesgo o en personas con antecedentes familiares. 

No obstante, cuál es la naturaleza de esa conexión sigue siendo un misterio, en parte porque el tipo de estudio que puede probar causalidad (ensayos clínicos aleatorizados) plantea obvios problemas éticos en humanos.

Por ejemplo, el mayor estudio publicado a fecha de mayo de 2023 (en la revista académica Psychological Medicine de la Universidad de Cambridge), concluía que hasta una quinta parte de los casos en adultos jóvenes se relacionaban con el diagnóstico de trastorno por uso de cannabis.

Eso sí, este trabajo no refleja las posibles diferencias en la relación del uso de cannabis con distintas formas o aspectos de la esquizofrenia. De hecho, una revisión de la literatura disponible sobre esta cuestión publicada en 2023 en el medio eClinicalMedicine halló que sí se asociaba con una mayor intensidad de la llamada 'sintomatología positiva' de la esquizofrenia (alucinaciones, delirios, alteraciones motoras) pero, por el contrario, también con una menor gravedad de los 'síntomas negativos' (embotamiento afectivo, retraimiento social, abulia, apatía, abandono de la higiene...) que tienen peor pronóstico a largo plazo.

Interesantemente, como apunta el portal de divulgación WebMD, el consumo de cannabis (y más específicamente del componente activo tetrahidrocannabinol o THC) en grandes cantidades puede provocar síntomas psicóticos, como los positivos en la esquizofrenia. Por contra, existen trabajos (como el publicado en Frontiers in Pharmacology) que exploran potenciales aplicaciones de otro componente del cannabis, el cannabidiol (CBD), para los síntomas negativos. En cualquier caso, la evidencia aún no es suficiente como para aconsejar el consumo de productos con este ingrediente activo a personas con esquizofrenia diagnosticada o que reúnan factores de riesgo.

Una historia complicada

De manera similar, la historia del estudio del papel de los agentes alucinógenos en la génesis de la esquizofrenia ha dado muchas vueltas. Como recuerda una revisión publicada en la revista Journal of Psychedelic Studies, inicialmente se llegó a investigar el uso de estas sustancias en el tratamiento. 

En algunos casos, incluso, quien debía ingerirla era el terapeuta para "generar empatía" (se suponía, no sin fundamento, que los psicodélicos imitaban mecanismos neurológicos de la esquizofrenia); a menudo, se llevaron a cabo experimentos irresponsables de acuerdo con nuestros conocimientos actuales que consistieron en administrar este tipo de sustancias a pacientes diagnosticados.

Algunos de estos estudios efectivamente encontraron una intensificación de los síntomas esquizofrénicos, especialmente de los positivos. En base a esto se generalizó la hipótesis de que estas sustancias podrían actuar como desencadenantes de los episodios psicóticos en personas con predisposición a la esquizofrenia, del mismo modo que el consumo de cannabis.

Esta teoría se apoya también en evidencias (como la publicada en Schizophrenia Bulletin) que documentan que un porcentaje relativamente alto (17%) de los diagnosticados con psicosis inducida por drogas termina recibiendo un diagnóstico de esquizofrenia más adelante en sus vidas.

Sin embargo, muchos estudios estadísticos (como el publicado en Journal of Psychopharmacology) no han encontrado pruebas de una asociación entre el uso de psicodélicos y la incidencia de la esquizofrenia como factor de riesgo independiente (esto es, al separarlo de otros factores de riesgo documentados). Esto, junto con algunas evidencias tempranas de posibles efectos positivos sobre los pacientes (principalmente a dosis bajas y en entornos clínicos) ha propiciado un cierto renacer en la investigación de las sustancias psicodélicas como posibles tratamientos (según describe el medio científico Molecular Psychiatry).

Preguntas para el futuro

Los posibles usos terapéuticos de ambas sustancias en el marco de la esquizofrenia tienen que ser confirmados en todo caso por mucha más investigación, incluyendo ensayos clínicos, y se restringirían a entornos clínicos en los que puedan controlarse aspectos como el entorno, la pureza del preparado o la dosis. Por ello, es mucho más una apuesta para el futuro que una realidad cercana.

Mientras tanto, las pruebas de las que disponemos obligan a desaconsejar el uso tanto de psicodélicos como cannabis a la población general como posibles factores de riesgo en el desarrollo de la esquizofrenia, mientras no comprendamos mejor los mecanismos y la naturaleza de la enfermedad y qué papel puede jugar en ella el consumo de sustancias. 

Especialmente, deberían observar esta precaución quienes reúnan factores de riesgo de la patología, quienes tengan antecedentes personales o familiares de psicosis o esquizofrenia y los más jóvenes, ya que el efecto en un cerebro aún en desarrollo es todavía más impredecible.

Por último, queda observar si el aumento del consumo o la legalización de ciertas sustancias (principalmente cannabis) en ciertas áreas del mundo se asocia a un aumento de casos de esquizofrenia. Aunque tendrá que pasar tiempo para que veamos el alcance real de este tipo de políticas, hay que decir que las primeras evidencias (por ejemplo, la investigación publicada en International Journal of Drug Policy) son esperanzadoras; el resultado de esta experiencia podría obligarnos a reexaminar, una vez más, nuestras teorías sobre la interacción entre las drogas y la enfermedad.

Referencias

Ministerio de Sanidad (2020). Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de los registros clínicos de atención primaria. Consultado online en https://www.sanidad.gob.es/estadEstudios/estadisticas/estadisticas/estMinisterio/SIAP/Salud_mental_datos.pdf el 20 de enero de 2024.

Ministerio de Salidad (2023). Informe 2023 sobre Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España. Consultado online en https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/informesEstadisticas/pdf/2023_Informe_Resumen_ejecutivo.pdf el 20 de febrero de 2024.

Manual MSD (2022). Esquizofrenia. Consultado online en https://www.msdmanuals.com/es-es/hogar/trastornos-de-la-salud-mental/esquizofrenia-y-trastornos-relacionados/esquizofrenia el 20 de febrero de 2024.

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Mathilde Argote, Guillaume Sescousse, Jérôme Brunelin, Grégoire Baudin, Michael Patrick Schaub, Rachel Rabin. Association between cannabis use and symptom dimensions in schizophrenia spectrum disorders: an individual participant data meta-analysis on 3053 individuals. eClinicalMedicine (2023). DOI: https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2023.102199

Leweke FM, Rohleder C, Gerth CW, Hellmich M, Pukrop R, Koethe D. Cannabidiol and Amisulpride Improve Cognition in Acute Schizophrenia in an Explorative, Double-Blind, Active-Controlled, Randomized Clinical Trial. Frontiers in Pharmacology (2021 DOI: 10.3389/fphar.2021.614811.

Mark Haden, Birgitta Anne Woods et al. Psychedelics and schizophrenia: A mystery in history. Journal of Psychedelic Studies (2023). DOI: https://doi.org/10.1556/2054.2023.00277

Paolo Fusar-Poli, Marco Cappucciati, Grazia Rutigliano, Margaret Heslin, Daniel Stahl, Zera Brittenden, Edgardo Caverzasi, Philip McGuire, William T. Carpenter, Diagnostic Stability of ICD/DSM First Episode Psychosis Diagnoses: Meta-analysis Schizophrenia Bulletin. DOI: https://doi.org/10.1093/schbul/sbw020

George Sam Wang, Christine Buttorff, Asa Wilks, Daniel Schwam, Gregory Tung, Rosalie Liccardo Pacula. Impact of cannabis legalization on healthcare utilization for psychosis and schizophrenia in Colorado. International Journal of Drug Policy (2022). DOI: https://doi.org/10.1016/j.drugpo.2022.103685

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