¿Qué es la esquizofrenia? Estos son sus síntomas, sus causas y su tratamiento

Representaciones realizadas en una pared por una paciente diagnosticada con esquizofrenia.
Representaciones realizadas en una pared por una paciente diagnosticada con esquizofrenia.
NATIONAL MUSEUM OF HEALTH AND MEDICINE / WIKIMEDIA COMMONS
Representaciones realizadas en una pared por una paciente diagnosticada con esquizofrenia.

Dentro del estigma general que existe hacia las enfermedades mentales, la esquizofrenia la que carga quizás con el mayor sambenito. Y, sin embargo, posiblemente se trata de uno de los menos entendidos, tanto por la sociedad en general como por la propia comunidad científica.

Esto es porque, en realidad, esquizofrenia es un término paraguas bajo el que se agrupan diferentes trastornos mentales con una serie de características comunes. 

¿Qué es la esquizofrenia?

La esquizofrenia, así, se definiría como un abanico de trastornos que tienen en común el ser crónicos y graves y caracterizarse, a menudo, por conductas extrañas, percepción alterada de la realidad, desorganización neuropsicológica y disfunción social.

No existen síntomas patognómicos (es decir, que señalen inequívocamente de qué enfermedad se trata) ni exclusivos de la esquizofrenia, y no existen pruebas diagnósticas de laboratorio que la delaten. Por ello, el diagnóstico se debe realizar únicamente a partir de la experiencia relatada por el propio paciente y en la conducta observada en el mismo. Además, el cuadro varia significativamente de paciente en paciente, lo que complica aún más la correcta identificación y tratamiento de la enfermedad.

De hecho, es frecuente que la esquizofrenia conviva con otros trastornos mentales, como depresión, trastornos de ansiedad y drogodependencia, lo que pone a los pacientes en una situación de gran vulnerabilidad, y hace que tengan menor esperanza de vida, una mayor probabilidad de cometer suicidio que la población en general, una menor calidad de vida y un mayor riesgo de pobreza y exclusión social.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de la esquizofrenia incluyen los delirios, las audiciones auditivas y visuales, el discurso desorganizado e incoherente, los cambios repentinos y frecuentes de humor, el comportamiento catatónico y gravemente desorganizado, aplanamiento afectivo, disminución del habla, disminución de la motivación, y alucinaciones de la vista.

Sin embargo, para que a un paciente se le diagnostique esquizofrenia, debe presentar al menos dos de estos síntomas durante una parte significa de un mes, dentro de un periodo de seis meses en el que persistan signos continuos del trastorno, con algunas excepciones: si los delirios son extraños o consisten en una voz que comenta los pensamientos y el comportamiento del paciente o son dos o más voces que conversan entre sí, bastaría con este único síntoma.

Otros criterios que se consideran son la disfunción social y/o ocupacional del paciente, el descuido en las relaciones sociales y en el cuidado de uno mismo

Cabe señalar, no obstante, que muchos académicos han cuestionado este diagnóstico, que es el sistematizado en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y aceptado en la Clasificación internacional de las enfermedades de la OMS; hasta el punto de que hay países, como Japón, que lo han abolido.

En cualquier caso, estos síntomas suelen aparecer entre los 25 y los 30 años, aunque pueden manifestarse en personas de cualquier edad, siendo más raro antes de la adolescencia y en la tercera edad. Afecta a en torno a un 1% de la población mundial, y es más frecuente en hombres, donde tiene una aparición más temprana y un peor pronóstico. Por otra parte, también aparece más en personas que viven en medios urbanos con niveles socioeconómicos bajos.

¿Cuáles son sus causas?

Las causas de la esquizofrenia son desconocidas. Por una parte, en los últimos años ha crecido una corriente que le achacaría un posible origen autoinmune, a medida que se estudia en mayor profundidad la relación entre el sistema inmune y el sistema nervioso. Por otra, se sabe que hay determinados mecanismos psicológicos que podrían estar en la génesis del trastorno.

Por ejemplo, se cree que muchos pacientes con esquizofrenia son especialmente sensibles emocionalmente frente a estímulos negativos o estresantes; incluso, es posible que el contenido de la experiencia psicótica pueda reflejar las causas de la enfermedad.

A nivel neurológico, la esquizofrenia se ha relacionado con varios desequilibrios en los neurotransmisores, como la dopamina, la serotonina y el glutamato.

Adicionalmente, y aunque no todos los pacientes con esquizofrenia necesariamente consumen o han consumido drogas, se han encontrado correlaciones evidentes con el consumo de sustancias, sin que ello implique, necesariamente, causalidad.

Así, estas correlaciones tienen una mayor base en el caso de las drogas psicodélicas (como el cannabis o el LSD) y estimulantes del sistema nervioso central (como la cocaína o las anfetaminas) que en el caso de las drogas depresoras del sistema nervioso central (como el alcohol o la heroína). Con todo, siguen siendo complejas, y los científicos debaten si las drogas causan la esquizofrenia, la desencadenan en individuos predispuestos, o simplemente empeoran síntomas preexistentes.

Además, existen evidencias importantes sobre la importancia de factores genéticos (con una heredabilidad que, en algunos casos se ha estimado cercana al 90%) y ambientales.

¿Cómo se trata?

A pesar de su gravedad y su cronicidad, la esquizofrenia responde bien al tratamiento.

En la actualidad, se prefieren enfoques multifacéticos que incluyan farmacología, psicoterapia y asistencia psicosocial.

En particular, en farmacología existe consenso en el uso de antipsicóticos y en ocasiones de benzodiazepinas.

Dado que en algunos casos la esquizofrenia puede resultar incapacitante y el paciente puede resistirse a recibir tratamiento, al creer que no lo necesita, pueden ser necesarias medidas más severas, como la hospitalización involuntaria, si bien en la mayoría de países esto sólo es legal cuando la conducta del paciente represente un peligro para sí mismo o para otras personas. En cualquier caso, es importante respetar los derechos de los pacientes, y obtener el consentimiento informado del paciente siempre que sea posible.

De todas formas, no todos los cuadros tienen el mismo pronóstico. Por ejemplo, los hombres suelen mostrar un peor desarrollo que las mujeres y el inicio de los síntomas en una edad más avanzada se ha relacionado con una mejor recuperación.

También marca la diferencia el modo en el que se presentan por primera vez los síntomas: cuando aparecen 'de golpe' en lo que se denominan un episodio florido, y con mayor prevalencia de síntomas positivos (delirios, alucinaciones...), el paciente tiene mejores perspectivas que cuando aparecen de forma insidiosa, poco a poco y con predominancia de síntomas negativos (falta de abla y de motivación, desorganización, falta de autocuidado...).

En conjunto, el resultado es que el tratamiento reduce la probabilidad de recidiva en los 5 años posteriores desde un 75% hasta un 20%, lo que da idea de la importancia de concienciar sobre la importancia de buscar asistencia y tratamiento cuando se presentan síntomas de esquizofrenia o de cualquier otra enfermedad mental.

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