La bacteria ‘carnívora’ japonesa: qué la hace especial y hasta qué punto resulta alarmante

Aunque los titulares recientes hayan podido resultar alarmantes, no se trata de una enfermedad que no conociéramos e incluso que no estuviera ya presente en Europa. Por fortuna, la mayoría de las veces no resulta grave.

Placa petri con estreptococos.
Placa petri con estreptococos.
Picasa 2.6
Placa petri con estreptococos.

Desde hace unos días, varios titulares en medios generalistas han venido alertando de que un estreptococo (un tipo de bacteria) procedente de Japón, “carnívoro” y “mortal”, podría llegar a España. Ciertamente el mensaje puede resultar preocupante, pero la realidad es bastante más compleja y conviene pararse a analizar detenidamente la verdadera amenaza.

¿Qué es un estreptococo?

Tal y como detalla Ignacio López-Goñi, miembro de la Sociedad Española de Microbiología (SEM) y catedrático de microbiología de la Universidad de Navarra en un ilustrativo artículo publicado en el medio divulgativo The Conversation, los estreptococos son un tipo de bacterias grampositivas (con una estructura particular en la envoltura celular) del grupo A (una clasificación que atiende a cuestiones químicas de su pared celular).

Muchos estreptococos conviven sin problema con nosotros, e incluso forman parte de nuestro microbioma (la comunidad de microorganismos que existe simbióticamente en nuestro cuerpo) y son beneficiosos. Sin embargo, otros pueden producir toxinas que los hacen peligrosos.

Pues bien, este es el caso del Streptococcus pyogenes, la especie bacteriana a la que pertenece este 'estreptococo carnívoro' del que han venido advirtiendo las noticias. Es un patógeno humano frecuente que tiende a colonizar el tracto respiratorio superior o las capas superiores de la piel, causando enfermedades como faringitis, otitis, mastitis, impétigo, escarlatina o fiebre reumática. En casos más graves, puede ocasionar complicaciones como neumonía, síndrome del shock tóxico o fascitis necrosante.

Esta especie se transmite de diversas formas, incluyendo la vía respiratoria (gotículas, como sucede con el SARS-CoV-2 o covid-19) y por contacto. Eso sí, la gran mayoría de las infecciones son leves y las complicaciones a duras penas se dan en un 1% de los casos, principalmente en niños pequeños o pacientes con problemas previos (cáncer, diabetes, otras infecciones, enfermedades pulmonares o enfermedades cardíacas).

Hasta el día de hoy no contamos con una vacuna comercial, y el tratamiento suele realizarse a base de antibióticos. No se ha encontrado hasta ahora ninguna cepa que presente resistencia a antibióticos, y de hecho es un microbio muy sensible a fármacos comunes como la penicilina.

Una cepa que no es nueva en Europa

Si bien las noticias han enfatizado el origen japonés de la nueva bacteria, la realidad es que esta cepa particular ya se había detectado previamente en otros países y concretamente en Europa.

De hecho, el nombre de la cepa (M1UK) se debe a que se describió por primera vez en Reino Unido, donde ha estado detrás de un aumento en los casos de infección por S. pyogenes desde el año 2014. No sólo eso, sino que desde el año 2020 es la cepa dominante en Reino Unido, Holanda, Australia, Canadá y Estados Unidos.

Incluso, desde 2022 se ha vuelto a producir un aumento de casos en Reino Unido y otros países. En España se ha detectado desde entonces esta variante, pero no parece dominar sobre otras cepas. Ciertos factores, como el hecho de que no sea una enfermedad de declaración obligatoria, dificultan el seguimiento epidemiológico de la enfermedad.

La alarma actual se debe a un aumento de casos muy llamativo en Japón en los dos últimos años, que además se da en áreas cada vez más amplias de la nación insular. Por ello, el gobierno Nipón ha puesto en marcha ciertas medidas extraordinarias y ha advertido para que se haga una vigilancia más estrecha de la evolución de los brotes.

¿Qué tiene de especial esta cepa?

Una particularidad de la cepa M1UK de S. pyogenes es que porta una 'hipertoxina' (llamada SpeA) que la hace más virulenta que otras variantes conocidas.

De todas maneras, hay que resaltar que, como con otras cepas, la bacteria tiene una mortalidad baja y una tasa de complicaciones reducida. Es cierto que en las instancias más graves se puede producir shock tóxico, (infección generalizada, con presencia de bacterias en la sangre) que puede llevar a insuficiencia multiorgánica, o fascitis necrosante (infección del tejido subcutáneo, de aquí el apelativo de 'carnívora').

Es sólo en estos casos graves en los que las infecciones alcanzan una tasa de mortalidad elevada (de en torno al 30%). No sucede así en general: la mayoría de las infecciones, recordamos, cursan de manera leve.

¿Por qué aumentan ahora los casos?

Por un lado, es normal que los microorganismos sigan evolucionando y surjan nuevas cepas más transmisibles, como comprobamos con el caso de la covid-19. Por otro, las condiciones generadas por los procesos actuales de globalización (grandes concentraciones de población, movimiento de personas entre zonas distantes) facilitan aún más la expansión de enfermedades.

Igualmente, hay que tener en cuenta que un incremento en la detección de casos puede dar la imagen de una mayor transmisión, sin que ello sea necesariamente así: la mejora de los sistemas de vigilancia epidemiológica en la actualidad se ha traducido también en que menos brotes de enfermedades pasan desapercibidos.

Por último, existen teorías (si bien no hay consenso científico sobre esto) que dicen que gracias a las medidas que se tomaron durante la pandemia de covid-19, disminuyeron los contagios de muchas otras enfermedades comunitarias; en la actualidad, es posible que se esté produciendo una suerte de 'efecto rebote' en la incidencia de estas patologías, sobre todo en niños.

Así, y aunque es importante que mantengamos la vigilancia epidemiológica sobre esta clase de infecciones, debemos ser cautos a la hora de informar sobre ellas para no generar alarmas innecesarias. Muchas veces, las informaciones más inquietantes responden a titulares que buscan generar grandes ausencias más que a la realidad sobre el terreno.

Referencias

Ignacio López-Goñi. El estreptococo ‘carnívoro’ japonés: cómo informar sin alarmar. The Conversation (2024). Consultado online en https://theconversation.com/el-estreptococo-carnivoro-japones-como-informar-sin-alarmar-226641 el 28 de marzo de 2024.

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