Mujer u hombre gay que me lee, es muy probable que alguna vez le hayan insultado llamándole "putón". Pero en nuestra sociedad, a un hombre heterosexual no se le recrimina nunca el ser promiscuo. Y de hecho es más bien un motivo de orgullo, no de vergüenza. En cualquier caso, querido amigo/a, la próxima vez que le insulten responda: "No soy putón, soy sociosexual".

El término se ha  puesto de moda, pero no es reciente. Simpson y Gangestad acuñaron en 1991 el constructo de "orientación sociosexual". Es decir: el nivel de cercanía, compromiso y vínculos emocionales que se requieren para involucrarse en relaciones sexuales.

A partir de ahí definen la Sociosexual Orientation Inventory (SOI-R), la escala que define el grado de orientación sexual de cada individuo. Una persona  con baja puntuación en la escala SOI-R requiere de vínculos emocionales para tener sexo, tiene menos parejas sexuales y menos relaciones sexuales de una sesión. Se involucra en relaciones de larga duración, con alto compromiso.

Los que puntúan alto en el SOI-R (los que ahora se llaman sociosexuales) no requieren de intimidad ni compromiso para tener sexo con alguien, tienen más parejas sexuales y pueden tener sexo de una sola sesión sin problema alguno. Un estudio publicado en la revista Hormones and Behavior establecía un paralelismo entre los niveles de testosterona de cada individuo y su puntuación en el SOI-R: A mayor testosterona, más alto se puntuaba. Las personas con más alto nivel de testosterona habían admitido ser más infieles.

De forma que yo hice un particular estudio entre más de 200 personas que me respondieron a esta pregunta: "¿Estarías dispuesto a tener una sola sesión de sexo con alguien incluso a sabiendas de que no habría más vínculo que ese?". 200. Muchas encuestas se confeccionan a partir de muestreos más bajos. Los resultados tenían mucho que ver con el primer párrafo del artículo. Es decir, con el hecho de que una mujer sabe que un alto nivel de sociosexualidad se puede interpretar, en una cultura machista como la nuestra, como un rasgo negativo.

Todos los hombres gays respondieron sí. Todos. Todas las lesbianas respondieron sí, pero muchas de ellas aclararon que solo tendrían una historia de una noche si iban muy borrachas, o si quien se lo ofrecía era excepcionalmente atractiva. Muchas mujeres hetero respondieron sí en privado, pero me pidieron que la respuesta no se hiciera pública. Entre las mujeres hetero que respondieron en público, la mitad respondió sí y la mitad no. Al introducir el factor cultural, los comportamientos sociosexuales varían. La situación en cuanto a equidad de género puede predecir, en muchos países, las diferencias en cuanto a la sociosexualidad.

Cuanto más machista sea el país, menos sociosexuales sus mujeres, por razones obvias que nada tienen que ver con su deseo real. Conclusión de todo el asunto. Obvia. Mientras menos se penalice a una persona por tener un comportamiento promiscuo, más tenderá a tenerlo. En la comunidad lésbica no se penaliza a la muy promiscua: en muchos casos, se la admira. Basta con ver que la heroína de Chica en Chica, la comedia lésbica más vista en España. Es un putón verbenero… perdón, una sociosexual activa, y muy admirada por ello.

Pero por otra parte, aunque me cueste escribirlo (y me ha costado creerlo) parece ser que por naturaleza (testosterona obliga) los hombres son más sociosexuales que las mujeres. De forma que si usted, hombre gay o mujer, busca un compañero fiel, siga mi consejo: búsqueselo con poca testosterona. No hace falta que le haga un test de saliva como el que hicieron los investigadores, basta con que se fije un poco. Los hombres con más testosterona tienen más vello corporal, la voz más grave, la mandíbula más cuadrada y son más musculosos.

No es casualidad que los actores que interpretan a James Bond respondan al tipo. Al fin y al cabo. Bond es el sociosexual perfecto.