No, al menos a mí no me vale. Es verdad que Bale marcó un golazo en Valencia, otro en Lisboa de cabeza y otro bellísimo en la final de Kiev, pero... ¿es suficiente? Está claro que cuando un futbolista en una semifinal del Mundial de Clubes marca tres tantos, debería callar a los críticos, que como es mi caso, quieren más de alguien que vino como estrella. Pero no a todos se nos silencia con goles cuando hablamos de una estrella supuestamente mundial.

Gareth Bale, que frente al Kashima japonés se erigió en el héroe y ejerció de estrella del Real Madrid, sigue sin ser quien debería. De hecho y a pesar de que no metiera una entre los tres palos, el mejor fue Karin Benzema, que no acaparará titulares por el 'hat-trick' del galés. Bale tiene el nombre pero sigue siendo un jugador 'normal' para ser la ¿estrella? de los blancos.

De los Emiratos Árabes Unidos el Real Madrid se traerá, si ganan a los locales, el tercer mundial consecutivo, pero también las dudas de un equipo que sigue sin demostrar que manda en el partido, ni tan siquiera contra un rival menor como el Kashima. Cierto que ante la Copa que se exhiba en el museo del Bernabéu pocas críticas serán aceptadas, salvo las de aquellos que miramos más allá de los trofeos.

El despido de Julen Lopetegui sólo ha cambiado el rictus serio del guipuzcoano por la sonrisa de Santiago Solari, porque en lo referente al juego todo sigue igual en el Real Madrid. Y si hablamos de Bale para ser la estrella post Cristiano Ronaldo, su respuesta en Teledeporte fue contundente: "No estoy para responder a nadie y sí para hacerlo en el campo". Pues querido Gareth, hágalo usted más a menudo, y no sólo contra japoneses de medio pelo.