El Ayuntamiento de Madrid gobernado por Carmena se lanza en el año electoral de 2019 a incrementar el gasto de forma desmedida. Si le siguen otras entidades locales en España, la economía nacional tendrá un problema adicional a los muchos que ya está creando el gobierno del PSOE con sus medidas de incremento del gasto y de la presión fiscal.

Parece que la premisa de Carmen Calvo de que el dinero público no es de nadie es verdad también para la alcaldesa de Madrid. Pero lo cierto es que va a acabar su mandato sin la transformación de la ciudad que nos prometió. Se ha quedado en los papeles, sin hacerse realidad. Su Gobierno ha supuesto cuatro años perdidos para la ciudad.

Carmena se ha dado cuenta de que va a pasar a la historia como la alcaldesa que no ha cortado ninguna cinta. Aparte de la inauguración del ensanche de las aceras en la Gran Vía y el caos circulatorio de la ciudad, su gestión no será recordada por nuevos equipamientos e infraestructuras, más bien lo contrario.

Ahora Madrid tiene una peculiar forma de interpretar lo que es el gasto social. Incluye partidas de las que la propia Intervención General del Ayuntamiento ha advertido que no tienen dicha naturaleza. Son solo propaganda. Si nos atenemos a la eficacia en la ejecución del gasto social, en 2014, con el gobierno del PP, fue del 92%, y en 2017, del 72%, 20 puntos peor.

Por ello, las promesas del 2019 tienen el escaso valor de los hechos que hasta ahora ha probado el gobierno de Manuela Carmena. Son los mismos proyectos que no han conseguido ejecutar en cuatro años (remodelación de la plaza de España, plaza de Legazpi, polideportivo de la Cebada, construcción de bibliotecas, etc.).

En el Presupuesto 2019 la cifra estimada para la red clientelar es de 20 millones de euros, un impulso a las llamadas por Íñigo Errejón "Instituciones Populares de Resistencia". Es decir, una lluvia de millones para los afines a Podemos y Carmena, como ha quedado constatado por diferentes noticias en los medios de comunicación y por la denuncia del Grupo Municipal Popular ante la Fiscalía Anticorrupción.

Además, se incluye un incremento del 34% en la partida de publicidad y propaganda respecto a la inicial de 2018. Si comparamos el importe con lo presupuestado en 2015, último año del gobierno del PP, el incremento es del 243%, puesto que se pasa de 3 millones de euros a 10,8 millones de euros.

Da igual cómo se llamen, su gestión es la misma, no entienden la política ni el gobierno como un ejercicio de austeridad, sino como poder para crear una sociedad lo más dependiente posible del sector público, y por tanto de los políticos que lo ocupen. Y los datos lo acreditan:

El último Presupuesto de Carmena tiene un claro aire de programa electoral, dirigido a hacer olvidar el fiasco de la gestión ejercida hasta ahora y que servirá para repartir una lluvia de dinero a sus afines, con el objetivo de estar preparados para las elecciones o en el caso, casi seguro, de perder el gobierno municipal dentro 158 días, tener un lugar donde cobijarse siguiendo la teoría de Íñigo Errejón.