HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

Hablemos de sexo

Niños usando un móvil.
Niños usando un móvil.
ATLAS
Niños usando un móvil.

No hay cosa que más haga reír a un niño pequeño que ponerse a hablar de caca, culo, pedo, pis. Hay una edad en que es decir cualquiera de esas palabras y empezar las carcajadas. No falla. Se parten de la risa. Pero cuando crecen, la risa da paso a la curiosidad, es parte de su desarrollo.

Son un poquito más mayores, no mucho más, pero empieza el momento de enseñarles qué es qué, su anatomía, sus genitales. Recuerdo cuando mi hija, con apenas 8 años, me soltó desayunando un día que ella ya sabía lo que era la vulva. Y lo dijo tan seria, como si ya supiese la tabla periódica. Lo habían aprendido el día anterior en el colegio.

El problema es que ellos acuden muchas veces a buscar información a lo que tienen más a mano, sus padres –si les plantean las preguntas–, o los dispositivos electrónicos con los que les dejamos, en teoría, entretenidos viendo vídeos o jugando a un juego mientras nosotros estamos de sobremesa. Y ahí, no hay filtro y si no, hagan una prueba: pongan en el buscador que quieran la palabra culo. El primer resultado que aparece es una página porno, en el que explica con detalle cómo prepararte para ser penetrada, tal cual. Y así con todo.

El último estudio alerta del peligro que supone esto: la edad de acceso a material pornográfico es cada vez más temprana. La primera vez que ven vídeos así es con 8 años, pero su consumo habitual, subrayo lo de consumo habitual, empieza a generalizarse sobre los 14 años. Aprenden que las relaciones sexuales son así, a veces con mucha violencia, casi siempre con mucha prisa, con gemidos falsos que nada tienen que ver con la realidad, con parejas que solo buscan el placer de forma egoísta, que casi siempre tratan a la mujer sometiéndola, cosificándola, que enseñan cuerpos irreales.

Es la peor aproximación a la sexualidad que podrían tener y que, según el último estudio que hemos conocido, tienen consecuencias en su vida adulta. Reproducen lo que han visto, lo único que han visto sobre esto porque quizás en su entorno no han podido hablar abiertamente sobre ello y porque en sus centros educativos no hay demasiados talleres, clases o charlas para hablarles de una forma sana sobre qué es esto de que dos personas mantengan relaciones sexuales.

Los expertos dicen que en esas conversaciones hay que introducir términos como "respeto", "igualdad", "relación"; hacer entender a los menores que el sexo es parte de una relación de respeto a otra persona, una forma de amarla con el cuerpo además de con las palabras, de establecer una relación, larga, efímera o eterna –ellos elegirán–, pero, sobre todo, una relación en la que el cuerpo no es lo importante y sí el respeto al otro, en el respeto a la mujer especialmente.

Es el principio para acabar con muchos de los problemas que luego nos toca resolver en la edad adulta.

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