Llega el verano, nos vamos a la playa o a la montaña, al pueblo o al camping, y nos relajamos. Dejamos atrás obligaciones y hasta nos olvidamos de algunas costumbres tan cívicas como reciclar. Vaya rollo buscar un contenedor o ir hasta donde se encuentre el más cercano. Total, por 15 días...

Pues no. Nuestro compromiso ambiental no se puede ir de vacaciones. Precisamente ahora es cuando más tenemos que esforzarnos. Porque concentrados en el dulce placer de no hacer nada, deslocalizados e incluso algo desubicados, el tirar a la basura todos esos envases de comida veraniega supone un derroche y un desperdicio inaceptable. Además, es cuando más embalajes gastamos.

Los meses estivales son clave en la recogida selectiva de residuos como el vidrio, ese proveniente principalmente de las botellas de cervezas y refrescos varios. Tanto que es en estas fechas cuando se recicla una tercera parte del botellamen recuperado anualmente. Bares, restaurantes y chiringuitos juegan un papel esencial en la protección de nuestro entorno, pues por sí solos generan la mitad de las botellas de vidrio de un solo uso que consumimos. Así que, además de la colaboración del ciudadano de calle, señor hostelero, contamos contigo.

Las entidades encargadas del reciclaje se han puesto las pilas para ponérnoslas a nosotros. Por ejemplo, Ecovidrio ha activado por segundo año consecutivo un plan de verano que se llevará a cabo durante los meses de julio y agosto en 10.000 establecimientos hosteleros de 93 localidades costeras, en siete comunidades autónomas, presupuestado en más de un millón de euros. El objetivo es aumentar el reciclaje de vidrio logrado el año pasado y que llegó a casi 200.000 toneladas. De cumplirse las previsiones de incremento de la recogida, el plan logrará evitar la extracción de más de 27.000 toneladas de materias primas, casi tres veces el peso de la Torre Eiffel, y emisiones de CO2 a la atmósfera equivalentes a plantar 15.550 árboles y preservarlos durante 100 años.

Las otras dos patas del reciclaje son los envases de plástico, las latas y los briks (contenedor amarillo) y los envases de cartón y papel (contenedor azul). Aquí el trabajo es de todos, y a juzgar por los estudios de Ecoembes, la entidad sin ánimo de lucro que gestiona su recuperación y reciclaje, los españoles no lo hacemos nada mal. De hecho, los hogares españoles cuentan actualmente en sus casas con una media de tres cubos para la selección de los residuos, aunque hay diferencias en función del área de residencia y el número de integrantes. Por ejemplo, los espacios destinados al reciclaje tienden a incrementarse en los núcleos urbanos de mayor tamaño, así como en los hogares donde residen dos personas. En el otro lado de la balanza se encuentran los municipios pequeños y aquellos domicilios que cuentan con cinco miembros o más. Ya se sabe que cuanta más gente hay en casa más difícil resulta ponerles a todos de acuerdo. Por comunidades autónomas, Euskadi, Navarra y Cataluña son las que más espacios habilitan para el reciclaje, mientras que Galicia y Extremadura se encuentran a la cola. Eso sí, más del 95% de los encuestados aseguran que reciclan por civismo, concienciación ecológica de cara a preservar el planeta para las próximas generaciones y por cuidar el medio ambiente. Al menos la teoría la conocemos.

Con todos estos datos ¿vas a tirar las botellas a la basura o al iglú verde? Recuerda además llevar al contenedor azul todo el papel y cartón. Y los envases y bolsas de plástico usadas al contenedor amarillo.

En verano, no mandes de vacaciones a tu civismo.