Se cumplió el primer NO. Rajoy defendió en las réplicas su investidura con brillante ironía tras el brutal tostón de su discurso inicial. Se gustó con Iglesias al definirle como "estupendo" cuando el de Podemos quiso ser el tipo duro de la izquierda rotunda sin encontrar el tono parlamentario que le sacara del mitin. El aliento morado en el cogote socialista tal vez propició la crudeza con que Pedro Sánchez expresó su negativa al presidente en funciones. Un discurso bien armado en el que, vengándose del trato burlón que le dispensara Rajoy en su fallida investidura, se ancló al NO ante los suyos sin aclarar su alternativa para no votar con la zambomba. Solo Rivera clamó por el dialogo como un profeta en el desierto mientras le enseñaba los dientes a Iglesias. El congreso se divierte, la gente no.
OPINIÓN01.09.2016 - 08:08h
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