ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

Patriotismo y/o educación

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

Aseguraba Pablo Iglesias, con toda la razón del mundo, que "ser patriota no es darle la mano al Rey" sino "hacer que no muera nadie por no poder pagar la luz". Y es verdad. Lo que uno no termina de entender es qué tiene que ver una cosa con la otra. Ya en el Eclesiastés, un libro apasionante que estoy seguro ha leído el líder de Podemos, se deja muy claro que hay tiempo para todo, un tiempo para reclamar la presencia de Fainé ante el Congreso y un tiempo para no negar la mano al Jefe del Estado. Pero efectivamente no se es más patriota por saludar al Rey, sólo se es más educado. Y es que este tipo de cosas -saludos, corbatas sí o no, camisas remangadas o por remangar y hasta esmóquines alquilados- se han convertido en mensajes políticos, en telegramas cargados de intención y no puras banalidades de comodidad como reconocía el propio Pablo Iglesias ante sus simpatizantes el día 6 de diciembre por la tarde: "Vamos al homenaje a la Constitución y allí sin corbata. Pero con vosotros sí, todo el respeto de la corbata, compañeros". O sea, que algo significa, pese a todo, ponerse o no corbata. Por no recordar el famoso esmoquin de los Goya –que pilló a un descorbatado Pedro Sánchez a contrapié- y que lució Pablo Iglesias porque –dijo- quería tener ese gesto hacia el cine español.

Mucho han cambiado los tiempos desde que el singular Pepe Bono reprendiera, como presidente del Congreso, al entonces ministro Miguel Sebastián por no llevar corbata pese a que este lo hacía como gesto para el ahorro energético. Bono dijo entonces que si los ujieres estaban obligados vestir el uniforme reglamentario, había que predicar con el ejemplo. Pero esto, claro, es la ‘vieja política’ y lo que ahora se lleva son las camisetas de Cañamero y esa doble vara de medir de algunos para los que el dilema corbata o no corbata, sí tiene un significado.

Su Graciosa Majestad la Reina Isabel II de Inglaterra inaugura el Parlamento y llega a Westminster en una carroza dorada tirada por caballos, escoltada por la Guardia Real con la tradicional corona que reserva para esta procesión y con un manto de armiño que parece sacado de una película de Walt Disney. Algo saben en aquel país de democracia y pese a todo parece que esas cosas incluso les gustan. Allá ellos, claro, pero uno, que tiene escrito la necesidad de que desaparezcan de una vez las genuflexiones ante los reyes y demás bobadas, es ya lo suficientemente viejo como entender que la educación y hasta la estética no están necesariamente reñidas con ninguna ideología, sino, muy al contrario, creo que cuando se banaliza la educación y se utiliza la estética como arma arrojadiza, se da un paso atrás en aquello que se llamó ‘educación para la ciudadanía’ que el PP se cargó de forma tan frívola y partidista.

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