Tanta Europa
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Encarna Samitier Directora de '20minutos'
OPINIÓN

La Unión Europea y la carrera por las vacunas

Un sanitario recibe una dosis de la vacuna de AstraZeneca en Lyon, Francia.
Un sanitario recibe una dosis de la vacuna de AstraZeneca en Lyon, Francia.
EFE
Un sanitario recibe una dosis de la vacuna de AstraZeneca en Lyon, Francia.

Un hombre se desorienta en un barrio de París, alejado de su casa, en busca de la consulta de un dentista. Una sanitaria le aborda: "¿Quiere usted recibir la vacuna contra la Covid?". Lo cuenta el diario Le Monde. El hombre vuelve a su casa inmnunizado y con su dolor de muelas sin resolver. Esta situación surrealista, que el periodista achaca a la necesidad del centro médico de no desperdiciar dosis sobrantes, ilustra hasta qué extremos la campaña de vacunación se enfrenta en los países europeos a todo tipo de dificultades.

Tras la euforia inicial desatada por la rapidez en conseguir las ansiadas vacunas, la Unión Europea ha merecido un rapapolvo de la Organización Mundial de la Salud por la lentitud con que se materializan los planes. Igual que se congeló la sonrisa de superioridad ante los asiáticos provistos de mascarillas, los chistes sobre la vacuna rusa Sputnik V, que abrió la carrera mundial, se han ido apagando. Una de las pocas certezas en un año largo de pandemia es que las vacunas son la llave para recuperar la salud, la economía y el amenazado equilibrio psicológico de los habitantes del planeta. Solo el Reino Unido, para escozor de los europeístas, puede presumir de haber 'esprintado' en esta carrera, al precio de haber tensado la relación con Bruselas a cuenta del aprovisionamiento de AstraZeneca. Los británicos no han puesto en duda en ningún momento su seguridad, frente a las dudas de otros países, como Alemania y Países Bajos, que desoyen a la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

El hecho es que las cuatro patentes aprobadas por la EMA —Pfizer-Biontech (Estados Unidos y Alemania), Moderna (Estados Unidos), AstraZeneca (Reino Unido y Suecia) y la estadounidense Johnson and Johnson— llegan a los estados miembros con retrasos exasperantes, que obligan a replantear casi cada semana los planes de los países y, en el caso de España, de las autonomías. Este mes es clave para comprobar si el ritmo de vacunación es el adecuado para que se cumplan los compromisos y los plazos anunciados por la ministra (y también para aplicar una comunicación rigurosa sobre las dudas planteadas por la descoordinación europea en cuanto a la aplicación de AstraZeneca).

En contraste con lo que sucede en Europa, dos de las tres vacunas conseguidas por China, Sinovac y Sinopharm, utilizadas para la población general, están siendo exportadas masivamente a países de todo el mundo, en una política que el gigante asiático utiliza, como Rusia, para expandir su influencia internacional, mostrar su poderío ante el mundo y presentarse como protector de los países que no tienen los medios para competir en un mercado despiadado.

Las vacunas, subrayan los expertos, se han convertido también en una herramienta geopolítica, que sustituye a la competición de misiles en la guerra fría, pero que recuerda al pulso estratégico de ese tiempo. Otra secuela, inesperada, de la pandemia.

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