Yakov Vincenko, soldado ruso, franqueó las puertas de Auschwitz y allí, rodeado de muertos vivientes, comprobó que aquellas leyendas que hoy todos conocemos –y solo algunos imbéciles niegan– eran reales. 75 años después, odio, racismo e intolerancia siguen entre nosotros, en plena forma. Sí, es un topicazo, pero recordemos la historia para no repetirla.
OPINIÓN24.01.2020 - 06:49h
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