Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Tanxugueiras, Chanel y enfrentar a mujeres por (morbosa) inercia

Tanxugueiras. Benidorm Fest
Tanxugueiras.
ROCIO CIBES
Tanxugueiras. Benidorm Fest

Enfrentar a mujeres se ha convertido en una especie de género dramático infalible: nos descontrola el morbo más básico. Venimos de una cultura machista que es el sustento de la crítica. Una mujer sola es una solterona, un hombre solo es un galán soltero de oro. Dos mujeres reñidas es una pelea de gatas, dos hombres enfrentados son poderosos barones. 

Sigue sucediendo. Todo el rato. Si Tanxugueiras acude a un concierto en la celebración del 8 de Marzo, las Tanxugueiras vuelven a ser preguntadas por la  victoria de Chanel en el Benidorm Fest. Ha pasado más de un mes. Las bases del concurso estaban claras. Pero se intenta cazar el titular de indignación de Tanxugueiras que remueva a la representante española en Eurovisión 2022. 

Otros concursantes de la preselección española no son preguntados con tal ahínco. Porque son hombres. Barones, que dirían en política. La respuesta de Rayden, uno de los favoritos del Benidorm Fest, sobre Chanel no interesa tanto como la respuesta de Taxungueiras. Porque las integrantes de Tanxugueiras no son mujeres de cánones, perfiles y bellezas que 'consagra' una industria, representan un carácter propio que es fácil de poner en el foco de la gresca. 

La vieja cultura que confunde lo original con brujas que vuelan en escobas (y hay que derribar) sigue presente en el siglo XXI. Sí, para algunos Tanxugueiras podrían ser brujas reencarnadas. Por su temperamento, su folclore, su naturalidad. Calladitas no están más guapas: hablan claro. Incluso se atreven a ironizar, a ser críticas. No quieren ser dóciles, quieren ser unas más. Y eso puede molestar a ciertos paternalismos sociales. 

"Para algunos Tanxugueiras podrían ser brujas reencarnadas: por su temperamento, su folclore, su naturalidad. Calladitas no están más guapas."

"Chanel es una mujer que interpreta un producto. En todo caso, las flechas tendrían que ir a quién hizo la letra, ella sólo interpreta", argumentan las gallegas a la cuestión de si la letra de la canción de Chanel no cumplía con las normas.

Contestan sin eufemismos cuando son interrogadas sobre Chanel. Y eso también se castiga en el mundo que habitamos, a pesar de que no pican en la trampa de culpabilizar a su compañera. Es el juego que ya hacía Hollywood con las actrices Joan Crawford y Bette Davis. Así las hacía más vulnerables, más manipulables, más rentables, más 'cuchicheables'. Es la colisión de siempre a la que vamos por inercia los medios de comunicación y, después, canibalizan las redes sociales con el ataque compulsivo que las nutre y que fomenta su vehemente forma de consumo, como ha sucedido en el enredamiento viral en los últimos días: quedándose en el misógino culebrón de mujeres enemistadas al que empuja el asimilado morbo social con el que hemos crecido. Y que ya es hora de desaprender para fijarnos en lo relevante y no regodearnos en lo perverso. O, al final, se sigue empañando incluso el día reivindicativo del 8M. Tenemos tan interiorizadas ciertas toxicidades que caemos en el cliché hasta en un evento que intenta acabar con el cliché. La realidad machista en la que vivimos hasta creyéndonos feministas.

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