Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Roberto Pérez Toledo: agradecimiento al director de cine que nos cambió

Roberto Pérez Toledo
Roberto Pérez Toledo
Borja Terán
Roberto Pérez Toledo

Cuando hace unos días viví el estreno de 'Manual básico de lengua de signos para romper corazones', en el Centro Dramático Nacional, te dije "aunque no escriba de teatro, haré un artículo. Me ha inspirado tanto mientras me reía". Una historia de amor entre un chico sordo y un chico oyente con la que ambos descubren que lo que les separa no tiene nada que ver con discapacidades ni con barreras de comunicación. Es una historia sobre personas. Personas imperfectas, claroscuras, contradictorias. Como somos todos. Las historias que nos tocan a todos, pero que no todos ven y que tú logras tan bien narrar.

'Manual básico de lengua de signos para romper corazones' representa muy bien tu legado. La reflexión de lo contradictorio de querer, de lo complicado de gestionar los sentimientos sin que se vuelvan tóxicos, de derribar barreras mentales incorporando a la ficción lo no normativo y la diversidad en su máxima expresión. Sin "condescendencias", palabra que odiabas y que peleabas a diario. No entendías cuando te veían en silla de ruedas y te trataban como una 'personita especial'. Porque eres una persona con todas las letras y todas las vivencias. Como tan bien reflejas en tu obra.

La pasión por el cine te llegó tras ver 'ET'. Steven Spielberg se convirtió en tu gran referente. Tenías claro que, como él, querías ser director de cine. Y con 18 años te fuiste de Lanzarote a Salamanca a estudiar Comunicación Audiovisual. Allí, en la parte alta del aulario, arriba de las escaleras, te vi por primera vez. No sabía que nos ibas a cambiar la vida. Alguna vez te dijeron que cómo ibas a ser director de cine si ibas en silla de ruedas y contestaste: ¿acaso no todos los directores están sentados en los rodajes en una silla frente al monitor?

A pesar de las barreras de los prejuicios sociales, te pusiste a rodar. Sin freno, a veces sin muchos medios pero con tu poderosa imaginación. Lo importante era hacer. Aunque el recorrido del creador sea a menudo largo, ingrato, solitario y doloroso: quedarse parado no era una opción. Desmontando también prejuicios sobre la industria audiovisual. Para ti no había trabajo menor según lugar de visionado. Peleabas por películas con años de producción tradicional, como 'Seis puntos sobre Emma', brillante historia protagonizada por Verónica Echegui, Álex García y Fernando Tielve, que lo mismo te hacías un corto en una mañana de domingo en el Parque Tierno Galván. Así, por ejemplo, nació 'Los Gritones' que te hizo viajar por todo el mundo para recoger premios. Para ti, no había estatus entre películas largas o cortometrajes. Lo crucial era contar, experimentar. Y todas las ventanas de emisión servían, pionero en crearte un blog para explicar tus vivencias a golpe de fotos icónicas que no parabas de hacer, pionero en compartir obras audiovisuales en Facebook, donde llegaste a escribir y dirigir la serie 'Amor superdotado', y sobre todo pionero en Youtube donde te lanzabas a contar historias sobre nuestro tiempo. Algunas con más producción, ahora recuerdo 'Los amigos raros', 'El Amor Mola' o 'Taras', otras solo te bastaba una cámara y dos actores para inspirar entreteniendo. Tan complicado y tan útil.

De hecho, decías que el gran efecto especial de tu cine estaba en la mirada interpretativa de los actores, a los que dirigías con esa cualidad para escuchar y guiar. A todos. Era tu superpoder.

Roberto Pérez Toledo en el rodaje de 'Antes de la erupción'
Roberto Pérez Toledo en el rodaje de 'Antes de la erupción'
Borja Terán

En el último año, no parabas de ganar premios con el cortometraje 'Antes de la erupción', grabado en tu Lanzarote. Otra lección sobre la diversidad. Aunque tú odiabas la expresión "dar lecciones". También acababas de rodar y montar en Madrid una película de la que estabas orgulloso, 'Lugares a los que nunca hemos ido'. Y no parabas de contarme guiones e ideas que estabas escribiendo para dirigir. La última vez que hablamos reflexionábamos sobre la paradoja de que la obra de teatro se iba a ver mucho menos que cualquiera de los cortos en Youtube y que te haría ilusión transformarla en peli o directamente incluso colgar la grabación de la función en tu canal.

Contigo aprendí que las imperfecciones construyen lo auténtico de nosotros, que todas las diversidades nos tenemos que mezclar más para derribar tabúes y aprender más los unos de los otros. Y reírnos más de todo. De eso va tu trabajo: de emocionarnos pero también descubrir mundos a través del entretenimiento. Mejor si es con un poco de la mejor ironía, esa que termina haciendo pensar, que aporta. Lo que disfrutábamos colándonos en la sala de cine para ver cómo el público reaccionaba con el guion de tus películas, como también lo vivimos estos días con las risas y suspiros en el teatro con tu obra en el María Guerrero.

Todos los artículos importantes te los enviaba antes de publicarlos. Y, a menudo, me añadías frases que, después, eran las que todo el mundo tuiteaba. Bromeábamos sobre ello. La última, 'la vida no es una frase de taza'. Qué razón tienes, penco.

Este es el artículo más difícil que he escrito nunca. Me faltan palabras que tú sí tendrías. Así que te lo voy a enviar a guasap, como siempre, como cuando quería que leyeras rápido algún tema para saber tu feedback al instante. Y, de paso, te doy las gracias por hacerme tan feliz en tantas aventuras grandes y cotidianas en estas dos décadas compartidas. Gracias por enseñarme una cultura,  curiosidad, sensibilidad, humor y creatividad que me ha hecho y hará más libre. Gracias por todos los abrazos. Te quiero, Rob.

Roberto Pérez Toledo
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