El pintor Klimt quiso olvidar a un amor pasado, pintando en un cuadro encima de su rostro el de otra mujer, y convirtiendo esa obra en Retrato de una dama. Este intento de borrar la dolorosa realidad, me ha recordado a lo que Vox ha hecho en Castilla y León con la violencia machista, llamándola violencia intrafamiliar. Como si cambiándole el nombre se pudiese borrar la realidad. Pero saben ¿qué?, que el lenguaje es capaz de eso y mucho más, de enterrar la verdad hasta el fondo y hacer que desaparezca.

Imaginen que la palabra racismo, el odio por cuestión de raza, o la homofobia, la discriminación por sexo, o el machismo, la supremacía del hombre frente a la mujer, dejaran de existir porque simplemente hablásemos de desigualdad, así en general, con trazo grueso, como casi todo hoy en día. Las cifras identifican problemas y nuestro idioma las nombra dotándolas de contenido, haciéndolas existir y, sobre todo, haciéndonos conscientes de ellas. 1.137 mujeres muertas a manos de hombres desde 2003 es una realidad difícil de esconder detrás de un vago y nuevo concepto.

El lenguaje es capaz de eso y mucho más, de enterrar la verdad hasta el fondo y hacer que desaparezca.

Por si acaso, aquí les dejo los nombres de las mujeres asesinadas a manos de hombres sólo este año, porque las palabras y los nombres pesan mucho, tanto como las vidas: Isabel, Lobna, Mercedes, Claudia, Mónica, Sara, María Ángeles, Ivet, Victoria Cristina, Yana Rose, una mujer de nombre desconocido de Almonacid de Toledo, una mujer de nombre desconocido de Malagón, Encarnación, mujer de nombre desconocido de Olesa de Monserrat, Mari Carmen, Maria Rosa, Erika, Khawla, Adela, Jessica, Sonia, Dácil, María, Esther y una mujer más de 30 años. Lo peor no es hacer política sin complejos, lo peor es hacerla sin vergüenza.