Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

El lado oscuro de Putin

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Moscú.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Moscú.
MIKHAIL KLIMENTYEV / KREMLIN / SPUTNIK / EFE
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Moscú.

Todo es oscuridad en Vladimir Putin. El personaje que centra la atención internacional por su despiadado ataque a Ucrania y amenazando con una guerra mundial ocupa ya un lugar de honor entre los mandatarios más siniestros de la historia. Lo advirtieron hace tiempo sus críticos y opositores a los que acosa, encarcela o envenena implantando, sin disimulo, un régimen de terror en el que la menor crítica al inquilino del Kremlin pone en riesgo la libertad o la propia vida. Así lo han sufrido quienes trataron de esclarecer detalles sombríos de su vida privada sobre la que ha extendido un tupido velo de opacidad.

No están claros siquiera datos biográficos tan básicos como la identidad de sus progenitores. Hace quince años, una periodista rusa reconstruyó en el diario Moskovski Komsomolets los extremos de la truculenta historia de Vera Nikolaevna Putina, una anciana de 96 años que asegura ser la madre biológica de Vladimir Putin. Según su relato, el actual presidente de Rusia sería el resultado de su relación con un tipo falsario y bebedor. Por distintas circunstancias, el pequeño Vladimir habría sido maltratado por la segunda pareja de la madre terminando en un orfanato hasta ser adoptado. Es una versión que, aunque el Kremlin niega, llamó la atención de algunos medios informativos, entre ellos el del periodista ruso Artyom Borovik, que murió en un extraño accidente aéreo cuando viajaba para entrevistar a la anciana, y del reportero italiano Antonio Russo, asesinado en Chechenia y que también indagaba en la historia.

Si resulta peligroso escarbar en los orígenes de Putin, no lo es menos buscar respuestas sobre sus relaciones sentimentales. Oficialmente, el mandatario ruso estuvo casado con Lyudmila Putina, una azafata de Aeroflot que conoció cuando era funcionario del KGB y de la que se divorció hace 8 años. De esa relación se supone que nacieron dos hijas, María y Katerina, aunque ninguna lleva el apellido del padre, Putin nunca habla de ellas, y María, que es bióloga y tiene alguna notoriedad pública como científica, no se declara hija de él.

El misterio rodea también la relación que el inquilino del Kremlin mantiene con Alina Kabaeva, una gimnasta que ganó dos medallas en las olimpiadas de Sídney y Atenas. Conocida como la mujer más flexible de Rusia, mostró su cuerpo desnudo en la portada de Maxim e intentó hacer carrera como cantante y actriz hasta que decidió meterse en política ostentando un escaño durante 7 años en el Parlamento ruso.

Según parece, la relación con Putin empezó en 2008 y se da por hecho que tienen cuatro hijos en común. Ahora las represalias de Occidente a Rusia podrían complicar la existencia de la amante de Putin, a la que se supone refugiada en Suiza con sus cuatro hijos bajo nombres falsos y pasaportes helvéticos viviendo en un chalet de lujo de un industrial ruso. Es lo que ha denunciado el portal estadounidense Page Six, que alentó la recogida de casi 70.000 firmas para que Alina sea expulsada de Suiza.

Como en Rusia quien diga lo contrario se la juega, el lado más oscuro de Putin apenas se conoce

Los medios rusos no se atreven a publicar nada sobre esta relación y el único que osó hablar de “la primera dama secreta” tuvo que cerrar aduciendo problemas económicos. Informes bien documentados atribuyen a Vladimir Putin la propiedad de una gigantesca mansión en el mar Negro valorada en mil millones de dólares. Posee aviones y helicópteros privados además de cientos de coches. Está considerado uno de los hombres más ricos del mundo, pero solo reconoce un sueldo de 150.000 euros al año. Como en Rusia quien diga lo contrario se la juega, el lado más oscuro de Putin apenas se conoce. 

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