En estos tiempos de caos, en los que cada día convierte en vieja la preocupación de ayer, es fácil pensar que nos ha tocado el peor momento de la historia, los ciudadanos con la sensibilidad más aguda cuando lo que haría falta sería fuerza y resistencia. Quienes escribimos en medios de comunicación ayudamos poco a transmitir una cierta calma: sin conflicto no hay noticia.

Por eso resulta tan consoladora (y tan contundente) una obra como la que Calixto Bieito ha presentado en Naves del Matadero, en Madrid, tras su estreno en el Arriaga de Bilbao: Erresuma / Kingdom / Reino es su particular mirada sobre las ocho tragedias históricas de Shakespeare, desde un desolado Ricardo II que salpica de sangre el escenario a un desolador Ricardo III que lo sume en la oscuridad.

Cuando los actores comenzaron a ensayar nada indicaba que se avecinara una guerra

Y es en ese momento de catarsis teatral cuando descubrimos que las palabras de un autor clásico reflejan a la perfección aquello que sentimos y tememos y que se adaptan de manera mágica a los cambios diarios: cuando los actores comenzaron a ensayar nada indicaba que se avecinara una guerra, el relevo en un partido o un parón épico, y sin embargo, el texto adopta con una precisión milimétrica aquello que estamos sintiendo. Y así Miren Gaztañaga (Ricardo III) puede decir: "Me encanta culpar a otros del dolor que provoco. La imperiosa tiranía comienza a apoderarse de estos tiempos convulsos. Incertidumbre, destrucción, masacre, bienvenidas".

Shakespeare habla aquí, como en Macbeth o en Hamlet, del poder, del problema que conlleva el deseo y la obtención de ese poder. Usurpados y usurpadores, reyes y campesinos del siglo XVII se unen en el dolor, en el sufrimiento y en la dignidad humana. Lo mismo que nosotros sentimos. Lo mismo que nosotros tememos.