OPINIÓN

"Ya tenemos volcán". Teneguía, hace cincuenta años

Cristina García Ramos en La Palma, en 1971.
Cristina García Ramos en La Palma, en 1971.
RTVE/Archivo
Cristina García Ramos en La Palma, en 1971.

"¡Ya tenemos volcán!". El grito se escuchó con más alivio que miedo. Una anciana campesina vestida de negro y cubierta con el sombrero que la protegía en las duras faenas del campo, señalaba extendiendo el brazo el punto en el que emergía una densa columna de fuego y humo.

Jorge Perdomo, giró el objetivo de la cámara y yo, entonces una jovencísima reportera, micrófono en mano, tuve la oportunidad de narrar una exclusiva mundial: la erupción de un volcán en directo.

Qué duda cabe que la suerte siempre es una gran aliada. Y nosotros la tuvimos.

En el momento exacto que se produjo la erupción del volcán Teneguía en la isla de La Palma, un equipo de Televisión Española en Canarias nos encontrábamos haciendo un reportaje en la zona con el propósito de recoger la preocupación de los habitantes de Fuencaliente que llevaban varios días sintiendo pequeños movimientos sísmicos y temblores de tierra.

"Tuve la oportunidad de narrar una exclusiva mundial: la erupción de un volcán en directo"

Estábamos grabando en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Eso permitió que con los rudimentarios medios televisivos de aquellos años - no olvidemos que entonces se filmaba, revelaba, editaba y montaba el material - desde el primer momento pudiésemos captar las imágenes de la erupción y ser los primeros en ofrecerlas al mundo.

Y si de suerte hablamos, qué duda cabe que el lugar en que surgió el volcán, una zona deshabitada y poco productiva, en el sur de la isla, muy cerca del mar, fue también el más adecuado para que no hubiera que lamentar daños personales ni grandes pérdidas económicas.

Estas circunstancias permitieron que la tensión, temor y preocupación que lógicamente envuelven a un suceso de estas características se amortiguara pronto dando paso a una sensación de alivio. El volcán permaneció activo durante veintitrés días. La lava se solidifico al llegar al mar y añadió dos kilómetros de extensión a la isla, una zona que se convirtió en espacio protegido que despierta la curiosidad de los visitantes.

Cincuenta años después, la conocida por muchos como la Isla Bonita, revive el poder devastador del fuego y la lava que, en esta ocasión, no se muestran tan benévolos, y en su discurrir al mar , arrasan a su paso casas y tierras de cultivo sembrando a su paso la desolación y el dolor.

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