Jonny Geller, conocido agente literario y CEO de The Curtis Brown Group, publicó, este lunes, una foto de un joven, en su cuenta de Twitter. El individuo, que está de espaldas a la cámara, lleva rastas en el pelo, barba, gafas de sol y tatuajes en los brazos, en los tríceps, concretamente. Nada de otro mundo, vaya. Lo que llama la atención no es su aspecto, sino lo que lleva estampado en la camiseta blanca que viste: “Unmasked, unmuzzled, unvaccinated, unafraid” (sin mascarilla, sin bozal, sin vacunar, sin miedo).

Geller, para seguir con el juego de palabras, etiquetó la fotografía con un claro y directo: “Unwelcome”, que, si me lo permiten, traduciré libremente como “Indeseable”, y es que es lo único que se puede decir a esos y de esos personajes que les trae sin cuidado el bien común. Sí, el bien común. Vivir en sociedad conlleva derechos, pero también deberes. Y cuando la ciencia te dice y te demuestra con hechos, del derecho y del revés, que el coronavirus mata, que es necesario llevar mascarilla y que, evidentemente, es urgente vacunarse, las personas responsables, las que tienen en cuenta el bien común, el bien de la comunidad, lo hacen. También respetan lo que recomiendan las autoridades, ya sean las elegidas democráticamente, como los especialistas en lo que sea.

Solo con ver las imágenes de los festivales y de las noches del fin de semana en Barcelona y en otras ciudades ya es suficiente para entender por qué estamos como estamos. Pero a una minoría les da exactamente igual. Deberían emigrar al Reino Unido. Allí, el día 19 se van a levantar todas las restricciones. Se van a levantar a pesar de saber, como han hecho público, que lo que van a hacer podría suponer que en agosto mueran 200 personas diarias. ¡Y qué!, ¿verdad? Siempre he mantenido y mantengo que Boris Johnson, como Jair Bolsonaro y Donald Trump deberían ser juzgados por genocidas.