La frase ‘eres como un disco rayado’ la hemos oído infinidad de veces. Sobre todo los que peinamos canas y frecuentábamos guateques alrededor de un tocadiscos alimentado con vinilos.
Lamentablemente las manifestaciones, y los cortes de tráfico diarios de la avenida Meridiana de Barcelona, son tan incordiantes como los viejos discos rayados; se han convertido en un irritante bucle que, lejos de generar simpatías, provoca mal humor y agresividad.
Esas mini manifestaciones de protesta le cuestan anualmente al erario municipal casi cuatrocientos mil euros, a los comerciantes de la zona considerables perjuicios económicos y a los vecinos interminables molestias.
He defendido siempre la libertad de expresión y los derechos de reunión y manifestación. No obstante cada día asimilo más aquella famosa frase de Sartre que decía: “Mi libertad se termina dónde empieza la de los demás”.
Hay acciones reivindicativas, o de protesta, que mal gestionadas provocan en la opinión publica el efecto contrario al deseado; en este sentido es paradigmático el bloqueo diario de la Meridiana.
No pretendo que nadie renuncie a sus derechos y libertades. Nada de eso, reclamo tan solo una pizca de proporcionalidad y sentido común. Los cambios de año suelen venir acompañados de buenas intenciones, deseos de felicidad y proyectos ilusionantes. Así las cosas no es ningún despropósito solicitar, a los Reyes Magos, que nos cambien el disco rayado de la Meridiana por un CD de música relajante.
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