A nuestras fuerzas de seguridad se les exige mucho y se les da poco. Se les exige templanza, sentido común y educación. Y está bien que así sea. No en vano, el ciudadano confía en la policía como uno de los garantes de nuestros derechos y libertades.
La semana pasada un agente de la Guardia Urbana abrió fuego para repeler la agresión de un sintecho que blandía un arma blanca. El hombre resultó gravemente herido. Más allá de lamentar este tipo de incidentes, convendría que algunos de nuestros políticos -y también opinadores mediáticos- bajaran a la arena y comprobaran, in situ, las dificultades que han de afrontar los agentes para garantizar el orden público y la seguridad ciudadana.
Quizás ha llegado el momento de atender las demandas de los sindicatos policiales que, hace tiempo, vienen exigiendo a la administración la compra de pistolas eléctricas Táser. Un material que, usado en casos de necesidad, puede evitar males mayores. Los mossos hace más de tres años que las utilizan con eficacia demostrada.
Sirva este desagradable incidente para que las autoridades interioricen, de una vez por todas, que sólo dotando de buen material operativo a las fuerzas de seguridad se puede garantizar un óptimo servicio público. La petición de pistolas Táser, que formula la Guardia Urbana, obedece al mismo criterio empleado por los mossos respecto a los chalecos antibalas. La prevención de riesgos también es parte integrante de las políticas de seguridad. ¿Por qué no estudiar el tema?
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios