Elías Israel Periodista
OPINIÓN

Los hijos de Barcelona 92

Rafa Nadal ha logrado el máximo reconocimiento al que puede optar un deportista en nuestro país, la Gran Cruz de la Orden Civil al Mérito Deportivo
Rafa Nadal ha logrado el máximo reconocimiento al que puede optar un deportista en nuestro país, la Gran Cruz de la Orden Civil al Mérito Deportivo
EUROPA PRESS - Archivo
Rafa Nadal ha logrado el máximo reconocimiento al que puede optar un deportista en nuestro país, la Gran Cruz de la Orden Civil al Mérito Deportivo

De todos los lugares del mundo se ha venido a analizar el fenómeno del deporte español en los últimos veinte años. 

¿Cómo es posible que un país con menos de 50 millones de habitantes sea una superpotencia mundial en deportes de equipo y haya disfrutado de alguno de los y las mejores deportistas de la historia de forma simultánea?

El punto de inflexión hay que buscarlo unos años antes con la eclosión que a todos los niveles supusieron los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, con sus 22 medallas y sus 33 diplomas para el deporte nacional. 

Lo único bueno de la cultura del pelotazo fue que casi ni un solo pueblo de España dejase de tener instalaciones deportivas; se invirtió convenientemente en la creación de centros de Alto Rendimiento que son envidia mundial, se alcanzó la excelencia formativa en muchas disciplinas y las empresas, a través del patrocinio, no escatimaron en hacer crecer las expectativas.

Aquellos niños, que disfrutaron por televisión de los éxitos de esos Juegos Olímpicos, son las estrellas de nuestro firmamento deportivo, los que han marcado para siempre la Edad de Oro de nuestro deporte en las modalidades más diversas: Rafa, Carolina, Pau, Andrés, David, Xavi, Mireia, Iker, Fernando, Lydia…

Su auténtico mérito va mucho más allá de ser los mejores en lo suyo y tiene que ver con su capacidad para, desde el deporte, vertebrar un país cada vez más polarizado. Nada ha unido más a nuestro pueblo en los últimos años que las gestas de nuestros deportistas. 

Ahora que vienen las vacas flacas en la vida, en la economía y también en el deporte, conviene recordar para que no se deje de creer, de invertir y de fomentar a los que nos regalan momentos únicos a la vez que cosen toda la identidad que tanto se están preocupando por destrozar.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento