Iñaki Ortega Doctor en economía en la Universidad en internet UNIR y LLYC
OPINIÓN

Quién cuida a las empresas: las catástrofes que no se ven

Sede de Duro Felguera en Gijón.
Sede de Duro Felguera en Gijón.
EUROPA PRESS - Archivo
Sede de Duro Felguera en Gijón.

El final de agosto ha traído inundaciones e incendios; casas anegadas por las tormentas, pueblos desalojados por las llamas, pero por suerte también bomberos trabajando a destajo. Miedo y destrucción mitigada por policías, bomberos y miembros del ejército. Sin embargo, en las noticias de este verano además de catástrofes naturales he encontrado otros fenómenos que también están ya generando miedo en España y —si no hacemos nada— también destrucción. No pienses que hablo de los rebrotes de la pandemia, una suerte de espada de Damocles que nos ha acompañado estos meses impidiéndonos como en el mito griego disfrutar de los banquetes de Siracusa (las vacaciones) por el temor a que la afilada arma (el coronavirus) sostenida por un único pelo de la crin de un caballo (la gestión de la crisis sanitaria) se cayese sobre nuestra cabeza (un nuevo confinamiento). No. A fuerza de leer contagios y observar nuevas medidas nos hemos acostumbrado a vivir con esa amenaza porque además confiamos en que los médicos con los nuevos tratamientos y los científicos con la vacuna nos salven. Me refiero a una catástrofe quizás menos evidente pero igualmente destructiva si nadie nos ayuda. La destrucción del tejido empresarial español.

Por mi trabajo no dejo de leer la actualidad empresarial cada día y he seguido con tristeza las noticias de una gran empresa española en apuros. Duro Felguera forma parte de la historia empresarial de nuestro país. Fundada en Asturias a mediados del siglo XIX ha sido capaz de evolucionar con los tiempos, de la extracción del carbón a la siderurgia pasando por la producción de bienes de equipo y en la actualidad la gestión de complejos proyectos energéticos. No sin problemas, Duro Felguera ha sobrevivido a guerras, crisis, éxitos y fracasos. Pero ahora un virus de nombre Covid-19 puede acabar con mas 160 años de historia y lo que es peor dejar sin empleo a más de 2400 familias y privar a España y Asturias de una empresa multinacional e innovadora que ganaba dinero antes de la pandemia.

El coronavirus tiene a los médicos, las catástrofes a los bomberos, pero quién atiende a las empresas en apuros. Francia ha anunciado esta misma semana un plan de 100.000 millones para salvar empresas. Alemania ha aumentado estos días la dotación a su fondo billonario para salvar sus industrias nacionales. España creó a finales de julio el Fondo de Apoyo a la Solvencia de las Empresas para aquellas compañías con fuerte aportación social y económica afectadas en su continuidad por la pandemia. Tenemos la suerte de vivir, como reza nuestra Constitución, en un estado social y de derecho; o lo que es lo mismo que la ley es garante del bien común. Por eso tenemos médicos y policías, hospitales y pensiones; pagadas por los impuestos de todos los que trabajamos. Pero sin empresas en las que emplearse nada de eso sería posible. Qué buena oportunidad para consolidar nuestro Estado del Bienestar salvando empresas como Duro Felguera u otras que como las del sector aeronáutico ya no aguantarán mucho más la crisis del turismo. Qué buena oportunidad para demostrar que las empresas sí tienen quien les cuide cuando vienen malas. Qué buena oportunidad para entender que el bien común se construye desde la colaboración público-privada.

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