Contradictorios


Barómetro de DYM
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Henar de Pedro
Barómetro de DYM

Ciudadanos siempre ha sido un partido desconcertante para los estudios demoscópicos. Al ser un partido que orbita en torno al centro político, sufre tensiones tanto para articular su discurso, como para retener a sus electores a izquierda y derecha. La relevancia adquirida por la formación después de su apoyo al Estado de Alarma tiene su reflejo demoscópico: aunque sigue teniendo la fidelidad más baja entre los grandes partidos, este parámetro mejora de manera espectacular en relación al sondeo del mes pasado, pasando de un 50% a un 66%. Se trata de un primer paso importante para detener la sangría a la que parecía abocada la formación y es que, aunque pierda votos hacia el PP -los conservadores son desde el inicio de la crisis el partido que tiene una mayor fidelidad entre sus votantes-, recupera votos del centro izquierda y parece estabilizar así su caída. Los movimientos muestran, además, que los dos partidos que forman el gobierno son los que más votantes enviarían a la abstención si hubiera elecciones ahora mismo. Para rematar con Ciudadanos, continúa la buena valoración de Inés Arrimadas, si bien esta mejora de su valoración es desigual: se incrementa con claridad entre los votantes del PSOE (pasa en un mes de un 4 a casi un 5) y los de Ciudadanos, mientras que baja entre los votantes del PP y de VOX.

Más allá de la intención de voto, el estudio que ha publicado este periódico muestra cómo los bloques ideológicos están solidificándose en España. Hay una preocupación creciente en la sociedad española por la tensión política, preocupación que ha calado sobre todo en los votantes del centro hasta la derecha. Una tensión que crece en plena epidemia y que es el resultado lógico de la polarización en que se ha instalado desde hace varios años la vida política en nuestro país. Para el electorado, los responsables de la tensión están en el bloque de enfrente: resumiendo, la culpa es de Vox para los votantes ubicados más a la izquierda; y de Podemos para los que están más a la derecha, mientras que los votantes de centro consideran culpables a ambos. Y, aunque la sociedad se muestra crítica con las manifestaciones en la calle contra el Gobierno, cuanto más a la derecha está el votante, menos crítico es con éstas. De la misma manera, son los votantes situados desde el centro hasta la derecha los que apuestan con más claridad por unas elecciones anticipadas cuando retorne la normalidad política y social.

La identificación con los partidos es cada vez más tenue en todo el mundo, por eso éstos recurren a eslóganes -tan machacones como cansinos- para retener a un electorado que políticamente cada vez es más amorfo.

Empeoran, en fin, las expectativas económicas y laborales. Este mes se cruza el Rubicón y ya más de la mitad los trabajadores ven en riesgo su empleo por la crisis. Quizá este miedo haga que prefieran a la vez flexibilizar las restricciones al turismo -hay que activar la economía- y apoyar la clausura de los colegios -el miedo al contagio sigue ahí-. Somos contradictorios. Cuanto antes lo asumamos todos, mejor.

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