Elías Israel Periodista
OPINIÓN

El necesario saludo entre Lopetegui y Bordalás

  • El fútbol, siempre como metáfora de la vida, necesita gestos de concordia, y en esta ocasión está en manos de ambos.
Saludo entre Lopetegui y Bordalás.
Saludo entre Lopetegui y Bordalás.
JULIO MUÑOZ/EFE
Saludo entre Lopetegui y Bordalás.

Julen Lopetegui y José Bordalás vuelven a verse las caras en el Sánchez Pizjuán. El pasado 6 de febrero saltaron chispas entre ambos. Aquel Sevilla-Getafe salió de taco afilado, pierna dura y los ‘duelos’ por los balones divididos rozaban la literalidad, una seña de identidad en el equipo azulón del técnico alicantino. La frontera entre la agresividad y la agresión estaba más difuminada que nunca. Lopetegui se iba calentando con el paso de los minutos. Entendía que la reiteración en entradas a destiempo formaba más parte de un plan de partido, que de situaciones puntuales o casuales. La mecha que encendió todo fue un tremendo pisotón de Djené a Lucas Ocampos en el centro del campo.

La relación entre Lopetegui y el jugador argentino es muy especial. En su pico de forma, al verle tumbado en la camilla, destrozado, sabiendo que le iba a perder para tiempo en el momento álgido de la temporada, Lopetegui reaccionó de la peor manera posible. Bordalás se acercó para interesarse por Ocampos y el técnico guipuzcoano le insultó gravemente. Les tuvieron que separar. Ambos fueron expulsados. Nada más acabar el partido, Lopetegui pidió disculpas públicamente y reconoció que no había estado a la altura del banquillo del Sevilla.

Los rescoldos de aquel incendio duraron varios días. Ambos técnicos fueron sancionados con un partido. Bordalás se indignó por el castigo y aireó que le faltó una llamada telefónica del entrenador sevillista.

Julen le tenderá esta noche la mano como entrenador local y, por lo que representa Bordalás en un banquillo de la solera del valencianista, convendría que no la rechazase o que esperase para salir el último de su vestuario y así evitar un encuentro, que debería producirse en buena lid.

Su Valencia es una de las grandes sensaciones de este inicio de temporada. En tiempo récord, el técnico ha logrado ponerle su sello a un equipo, hacer que todos los jugadores, algunos extraordinarios como Guedes, Maxi, Carlos Soler o Gayá, ofrezcan una versión superlativa. La crítica es unánime a la hora de poner en valor una puesta en escena en un inicio de campeonato sorprendente, por bueno. El Valencia desempolva su grandeza. En ese campo de minas que parece el club che, Bordalás cree estar ante la oportunidad profesional de su vida. De momento, no ha podido empezar mejor. Incluso, ha logrado salir reforzado de su derrota ante el Real Madrid, al que sometió durante 70 minutos.

Lopetegui, que ha ganado sus cinco encuentros contra el técnico alicantino, intenta mantener los pies en el suelo de aquellos que piensan que este Sevilla tiene plantilla para pelearle la Liga a los tres grandes. Su título, le pese a quien le pese, sería repetir el cuarto puesto. El salto de calidad de su plantilla tampoco ha sido tan extraordinario como para pensar en cotas mayores. El Valencia, que no tiene competiciones europeas, puede ser uno de los rivales para ese objetivo.

El fútbol, siempre como metáfora de la vida, necesita gestos de concordia. Esperemos que Lopetegui y Bordalás estén a la altura de sus dos grandes clubes antes de empezar el partido.

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