OPINIÓN

La mutación de la formación

Un hombre teletrabaja desde su casa.
Un hombre teletrabaja desde su casa.
Jorge París
Un hombre teletrabaja desde su casa.

La pandemia se ha cobrado miles de vidas y sigue matando económicamente sectores. ¿Qué vamos a hacer?, ¿calarnos con esta lluvia ácida, o decir basta y reaccionar?.

Las empresas se están transformando y el paro volverá a dispararse.

Igual que se ha acelerado la digitalización y el teletrabajo, se multiplica la necesidad de reciclarnos, mutar, formarnos. No es una cuestión de ambición, es de supervivencia.

La enseñanza también ha mutado y ha tenido que adaptarse. Así, las universidades, escuelas de negocios, o grupos de empresarios y emprendedores, han puesto en marcha acciones formativas enmarcadas en la “nueva realidad”. 

Programas más cortos, nuevos formatos -como los basados en vídeo narraciones formativas-, o la flexibilidad para realizar las horas de trabajo on-line son fruto de estas mejoras.

Algunos centros llevaban años adaptando programas y contenidos, pero ahora hay más opciones y responden mejor al motivo por el que alguien decide formarse.

Prepararse en nuevas tecnologías puede ser como ponerse un salvavidas ante la tormenta que se avecina –casi la mitad de las empresas españolas tienen dificultades para encontrar perfiles tecnológicos-, pero no es el único campo que requiere formación.

La revolución es global y es necesario refrescar conocimientos también en los campos en los que trabajamos. Además, ante la vocación emprendedora que cada vez aflora más, es necesario tener formación tanto en una actividad concreta, como en conocimientos “360” para poner en marcha un proyecto empresarial.

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