¿Somos cada vez más idiotas? A veces, la pregunta parece inevitable. No hace falta salir a la calle para que las dudas te asalten. Encender la televisión, mirar el móvil, leer las noticias o asomarse al abismo de las redes sociales son algunas de las acciones que pueden prender la mecha de este pensamiento.
Andy Warhol fue un adelantado a su tiempo y un gran experto en marketing. Se le atribuye esta frase dicha en una presentación de su obra en Suecia: “en el futuro todos serán famosos mundialmente durante 15 minutos”. La afirmación data de 1968 y tiene mucho sentido si la miramos con perspectiva. En 1980, Isaac Asimov habló en su columna de la revista Newsweek de un culto a la estupidez y de que existe un falso concepto de democracia en el que se equipara la ignorancia con la sabiduría. En 1983, Theodore Levitt en un artículo para la Escuela de Negocios de Harvard formuló el concepto de globalización para explicar algunas tendencias del mercado.
En 1988, el escritor italiano Italo Calvino apuntó seis propuestas para el próximo milenio en la literatura, que son aplicables a cualquier ámbito. Dio en el clavo en muchas de ellas. Me quedo con estas tres: levedad para quitar peso a los contenidos, rapidez porque la acción debe ser fluida y visibilidad porque cualquier acción deberá tener un escaparate. En 1999 el sociólogo Bauman habló de la modernidad líquida, en la que la sociedad está en cambio constante atada a factores económicos, educativos y culturales.
"El libro funde el concepto de globalización con la idiotez colectiva y retrata una sociedad en la que la voz y el eco del imbécil tienen cada vez más resonancia"
El pasado sábado, acompañado del poeta y profesor Enrique Cebrián, un servidor estuvo presentando el libro La Globalimbecilización del escritor Víctor Guiu en el Teatro Municipal de Alcañiz dentro del ciclo “Alcañiz Lee” por el que ya han pasado autores como Ana Iris Simón, Sergio del Molino, Daniel Gascón, Aloma Rodríguez o Ignacio Urquizu. El autor se formula la pregunta con la que empieza este artículo y parece responder con un sí rotundo.
El libro funde el concepto de globalización con la idiotez colectiva y retrata una sociedad en la que la voz y el eco del imbécil tienen cada vez más resonancia. El autor es profesor de secundaria en un instituto rural y construye su discurso desde la base educativa. Hay regalos para todos: sociólogos, pedagogos, políticos, popes de la cultura, escritores, fundamentalistas de la moda, veganos, runners, influencers y muchos otros reciben alguna caricia en esta obra. Entre tanta colleja y tanto capón, aparece, como el antídoto de las películas de aventuras, la idea del sentido común.
El libro nació empanando pechugas y se presentó del mismo modo. Los oficiantes llevaban, como el tontico de los tebeos, un gorro de papel en la cabeza. Había pan rallado, pechugas frescas, huevos de las gallinas del autor y un caldero con agua para limpiarse. La presentación está en Youtube, en muchas redes sociales y se pudo ver en streaming porque quizá los primeros globalimbecilizados seamos nosotros.
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