Juan Carlos Blanco Periodista y consultor de comunicación
OPINIÓN

La Covid mental

Personas pasean por la calle Major de Lleida.
Personas pasean por la calle Major de Lleida.
ACN
Personas pasean por la calle Major de Lleida.

Estamos muy cansados de la Covid. Y de hablar y de escuchar hablar de la Covid, aún más. La sexta ola de la pandemia nos pilla con el ánimo agotado después de tantas profecías desgarradoras, pero con una diferencia que lo diferencia todo: nos pilla también vacunados. No, no es lo mismo afrontar esta explosión de contagios con un porcentaje masivo de vacunación como el que tenemos en toda España que hacerlo con los pinchazos de ARN mensajero a media asta. Con cifras cercanas al 90% de vacunación y con las dosis de refuerzo esperándonos a la vuelta de la esquina, nos hemos ganado el derecho a mirar este repunte viral con la misma prudencia y cautela de siempre, pero también con algo más de tranquilidad que nuestros vecinos del norte de Europa.

La incidencia hospitalaria y la tasa de letalidad de la maldita ómicron nos permite seguir haciendo razonablemente nuestras vidas

La fatiga hace mella en nuestros ánimos y nos cuesta ver otra vez esos telediarios con escaletas que parecen escritas por Stephen King, pero la incidencia hospitalaria y la tasa de letalidad de la maldita ómicron nos permite seguir haciendo razonablemente nuestras vidas. Al menos, de momento. Y eso también hay que contarlo si no queremos que esta depresión colectiva que barrunta cualquiera que tenga un mínimo olfato no haga estragos en la economía de tanta gente, cuyos ingresos dependen de que el miedo no paralice nuestras vidas.

No vaya a ser que, de tanto anunciar el apocalipsis, no vayamos ni a reconocerlo si llega algún día

Los medios tenemos una responsabilidad en todo esto: la de contar lo que está pasando sin ahorrarnos un solo matiz, pero sin caer en un tremendismo de salón que multiplica nuestros temores. El equilibrio no es fácil. El periodismo no consiste en contar lo que otros quieren, sino de describir realmente lo que pasa. Pero algunos deberían emplearse con más mesura y cuidar el tono, no vaya a ser que, de tanto anunciar el apocalipsis, no vayamos ni a reconocerlo si llega algún día.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento