A VOX le molesta el humor ácido y la sátira política que gasta El Jueves, y se ha tomado la justicia por su mano. Ha señalado al editor de la publicación, Ricardo Rodrigo, como la persona a increpar en plena calle para exigirle responsabilidades por los contenidos de unas viñetas. Los de Santiago Abascal le acusan de ‘difundir odio contra millones de españoles’. Creo que se equivocan tanto en el fondo como en la forma. 

España es una democracia en la que la libertad de expresión está suficientemente garantizada. En nuestro país ni deben, ni pueden, tener cabida actos de intimidación contra los profesionales de los medios de comunicación. La sátira en algunas ocasiones suele ser molesta e insultante; cierto, pero no es de recibo dibujar dianas para que cualquier descerebrado de rienda suelta a sus instintos. 

A lo largo de la historia la lista de acciones violentas contra la prensa satírica ha sido larga y extensa. Desde el asalto a la redacción y talleres del ¡Cu-cut! -perpetrado por oficiales del ejercito en 1905- hasta el sangriento atentado con bomba contra El Papus en 1977; desde la acción terrorista contra Charlie Hebdo y las continuas amenazas que recibe Le Canard Enchaîne, se han sucedido miles de acontecimientos que vulneran la libertad de expresión. 

Lamentablemente la mayoría de los hechos violentos registrados contra las publicaciones satíricas llegaron precedidos de advertencias y amenazas. ¿Acaso la ‘sugerencia’ de VOX es un triste prolegómeno de lo que está por llegar?