Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Turquía, a por todas

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea junto al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea junto al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
EFE
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea junto al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu.

Quedan ya un poco lejanos los tiempos en que la Turquía de Erdogan mostraba su mejor cara pacifista y demócrata para ser admitida como miembro de la Unión Europea. Las negociaciones, de hecho, nunca se han roto, pero hace mucho que permanecen congeladas, algo que, como vamos viendo, el Gobierno de Ankara no ha perdonado.

Algunos países como la España de Aznar y Zapatero acogieron la idea hasta con entusiasmo. La negociación, sin embargo, no prosperó gracias a la sutil negativa que mantuvieron, entre otros, Alemania y Francia. Su actitud resultó premonitoria. Aunque el astuto Erdogán hizo reformas, casi nadie se creyó que Turquía encajaría en la filosofía y praxis comunitaria.

Aunque oficialmente es un país laico, cada vez el islam cobra más poder

Ahora se está viendo: Turquía ha crecido con el respaldo de unas Fuerzas Armadas importantes, incrementa las medidas contra la libertad y, aunque oficialmente es un país laico, cada vez el islam cobra más poder. La reciente decisión de convertir la catedral de Santa Sofía –uno de los lugares más emblemáticos de Estambul– en mezquita, lo demuestra. 

Las protestas de algunos gobiernos, por supuesto del Vaticano y de la Unesco, que la consideran Patrimonio de la Humanidad han caído en oídos sordos. Erdogán no esperó a que la polémica internacional desatada fuese en aumento y, en cuestión de horas, arbitró los trámites administrativos para llevarlo a cabo.

Las ambiciones de Erdogán de convertirse en árbitro de su vecindad van en aumento. Ya quedó claro en la guerra de Siria –particularmente contra los kurdos– y últimamente en su intervención militar en Libia, lo que ha conseguido cambiar el signo de la guerra que divide al país desde que murió Gadafi.

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