Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

La rebelión de los negacionistas

El puente Ambassador, que conecta las ciudades de Windsor (Canadá) y Detroit (EE UU), sin tráfico por los bloqueos de los camioneros canadienses antivacunas.
El puente Ambassador, que conecta las ciudades de Windsor (Canadá) y Detroit (EE UU), sin tráfico por los bloqueos de los camioneros canadienses antivacunas.
TANNEN MAURY / EFE
El puente Ambassador, que conecta las ciudades de Windsor (Canadá) y Detroit (EE UU), sin tráfico por los bloqueos de los camioneros canadienses antivacunas.

Los camioneros, que sienten limitados sus movimientos por las medidas contra la Covid-19, están liderando las protestas de los negacionistas contra las vacunas y restricciones de movimientos en diferentes países, desde Canadá hasta Nueva Zelanda pasando por Francia o Texas.

Desde hace dos semanas, la caravana de la libertad, como se autodenomina el movimiento rodado de protesta, mantiene bloqueada a Ottawa (una ciudad habitualmente tranquila), la capital de Canadá. Centenares de camiones, muchos de gran tonelaje, obstaculizan los accesos e impiden la circulación por las calles céntricas.

La extensión de las protestas hasta los pasos fronterizos con Estados Unidos ha obligado al gobierno de Trudeau (que se está viendo desbordado e incapacitado para afrontar la situación) a ordenar actuaciones extremas para despejar el tránsito por puentes bloqueados y controles aduaneros cruciales.

El movimiento se está reproduciendo en Francia donde los camioneros en rebelión buscan vías para burlar las prohibiciones y saltarse los cordones policiales que impiden que las caravanas entren al centro de la ciudad y los 'chalecos azules' aprovechen para secundar las protestas.

Y lo mismo está ocurriendo en Bruselas. La policía quiere impedir que los obstáculos al libre tránsito que crean las caravanas afecten al funcionamiento de las instituciones comunitarias que tienen allí su sede. En Estados Unidos también se han organizado caravanas en algunos estados como Texas siguiendo el ejemplo canadiense.

Pero el caso más sorprende tanto por la lejanía como por la escasa tradición de protestas organizadas que existe, es el de Nueva Zelanda. Las caravanas de la libertad siguiendo el modelo canadiense empezaron en Wellington, la capital, y se han extendido por otras ciudades ante la impotencia del gobierno para pararlas.

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