Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Kazajistán sale del olvido

Tropas kazajas intentando contener a manifestantes.
Tropas kazajas intentando contener a manifestantes.
EFE
Tropas kazajas intentando contener a manifestantes.

Durante mucho tiempo las antiguas repúblicas soviéticas en Asia Central permanecieron en el casi anonimato de la actualidad, sumidas todavía en el olvido al que Moscú las tuvo condenadas durante muchas décadas. Lo que está ocurriendo estos días en una de ellas, Kazajistán –sobre los datos la más importante–, nos recuerda que están ahí, que pese al patronazgo al que intenta tenerlas sometidas Putin, van cobrando vida política y económica propia y ocupando su sitio en el contexto internacional.

Los graves incidentes que se están produciendo en Kazajistán, con un número brutal de víctimas y un horizonte muy confuso, tienen como origen el hartazgo de una dictadura, pero paradójicamente también las consecuencias de una importante riqueza natural hipotecada a grandes multinacionales y con un pésimo reparto interior de la renta y víctimas de la corrupción. Kazajistán es un país rico, habitado por casi 19 millones de personas, una buena parte con un nivel de vida que se ahonda en la pobreza.

Aunque a primera vista su nombre no evoca la realidad geográfica del país, más extenso que la Unión Europea, y el mayor territorio entre los que no tienen salidas al mar que aloja en su subsuelo dos productos cruciales, el petróleo, con una producción de 1,6 millones de barriles diarios –explotados por las norteamericanas Exxon y Chevron–, y el uranio que representa el 40% de las reservas mundiales.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento