Creo que los ciudadanos que –legítimamente, por supuesto– idealizan con argumentos de perfección democrática el sistema republicano, deberían mirar al exterior y fijarse en lo que ha ocurrido estos días en Italia. El presidente, Sergio Matarella, culminó su mandato, se abrió el plazo reglamentario para su sustitución parlamentaria, por supuesto constitucional, y las discrepancias entre los políticos lo volvieron imposible.

La situación la salvó la responsabilidad ética y política del propio presidente saliente que, en contra de su voluntad declarada, accedió a ser reelegido para evitar el vacío que de otra forma se habría creado en la jefatura del Estado. No se trata un caso nuevo, pero si reciente y muy próximo. Los argumentos antimonárquicos a que recurren los partidarios de la República se resienten ante circunstancias de esta naturaleza.

"La democracia, el mejor sistema entre todos los que se han conocido, tampoco garantiza siempre el acierto de los votantes en una elección tan complicada"

En los últimos años, presidentes elegidos en países tan democráticos como Alemania o Israel han tenido que abandonar el cargo ante acusaciones graves de corrupción o acosos sexuales. El sistema democrático, lejos de ser perfecto como algunos pretenden demostrar, eleva al poder legítimamente a políticos a excelentes candidatos, pero también a otros como Donald Trump, Bolsonaro o Nicolás Maduro, por no remontarnos al pasado y Hitler.

La democracia, el mejor sistema entre todos los que se han conocido, tampoco garantiza siempre el acierto de los votantes en una elección tan complicada. Por el contrario, siempre está sujeta a muchas anormalidades que en los tiempos de las redes sociales y las noticias falsas se multiplican.

Todo por no recordar las dificultas que representa la elección, tanto popular como parlamentaria, de un presidente que garantice independencia política. Con bastante frecuencia es una elección que suscita diferencias que conducen a la división de la sociedad, cuando realmente el objetivo debe ser alguien que garantice independencia y representación de todos.