Recuerdo a la perfección cuando allá por el verano del año 2019 un amigo de Miami me contaba que allí, al otro lado del charco, nadie conocía a Rosalía. Me quedé extrañado, la verdad, sobre todo porque la película que nos estaban vendiendo sobre ella en España era otra. ¿Marketing? ¡Qué va! Desconocimiento de mi amigo. Supongo.

Los ángeles, el primer disco de Rosalía ya fue una auténtica pasada, pero el reconocimiento a esta catalana tan internacional le llegó con El mal querer, un álbum redondo en todos los sentidos. Un disco cargado de esencia, de origen, de raza y de mestizaje, de personalidad y de temazos como Malamente que encajaron a la perfección en el gran público. Ese trabajo fue un antes y un después, un auténtico despegue profesional que permitió a Rosalía recorrer el mundo entero con un álbum conceptual estudiado milimétricamente, pero sin perder ni un ápice de autenticidad.

¿Hemos perdido a Rosalía? Lo dudo. Los que estamos perdidos somos nosotros. Ella marcará tendencia y vendrá para que nos encontremos. Tiempo al tiempo

Verla en concierto fue para mí un delirio y, pese a que me esperaba algo más de su espectáculo, era consciente de que aquello que viví en el Palau Sant Jordi de Barcelona era tan solo un adelanto de lo que venía. Canción tras canción he ido enamorándome más y más de ella. Colaboración tras colaboración ha seguido estando en boca de todos y, al mismo tiempo, ausente mientras preparaba Motomami, su nuevo disco que se llama como la empresa que tiene junto a su madre.

Ayer, por fin, pudimos saborear La fama, el primer tema de esta nueva era en la que Rosalía colabora con el internacionalísimo The Weeknd a ritmo de bachata. Escuchando esta canción, que me tiene loco, muchos se han planteado si Rosalía podría estar perdiendo su esencia flamenca después de tanto Miami y tanta influencia latina. ¿Hemos perdido a Rosalía? Lo dudo. Los que estamos perdidos somos nosotros. Ella marcará tendencia y vendrá para que nos encontremos. Tiempo al tiempo.