El buen tiempo y el final del estado de alarma, que no del virus, nos han lanzado a las calles al grito de libertad (de movimiento). Cañas aparte, existen pocas sensaciones más placenteras que moverse en bicicleta. Este fin de semana, frente a esas terrazas atiborradas de imprudentes ciudadanos, se vieron más ciclistas que nunca, familias enteras, incluso con atléticos perros, disfrutando de la primavera. Pero se nos olvida algo muy importante: la bicicleta es un medio de transporte y no tan solo un gustazo. Por si fuera poco, se está convirtiendo en una de las principales herramientas para luchar contra la crisis climática.

La bicicleta es hasta diez veces más importante que el coche eléctrico para reducir emisiones en las ciudades, para hacerlas más amigables y sanas. Porque renovar todos los vehículos que funcionan con combustibles fósiles nos llevará al menos 20 años y no tenemos tanto tiempo. Tampoco tenemos tanto espacio para tanto coche.

"En nuestras congestionadas ciudades, muchas veces se llega antes por la acera o el carril bici que por esas calles siempre atascadas"

Nuevamente, lo moderno será lo de antes, volver al "coche de san Fernando", un ratito en bici y otro andando. Los expertos lo llaman "viajes activos", moverse con la fuerza de nuestras piernas. Aunque podemos hacer trampas e incorporar esa molona batería que tanto nos ayudará en las empinadas cuestas.

Caminar y pedalear son los dos medios de transporte más baratos, saludables y ecológicos que existen, complemento fantástico del transporte público. Dirás que la pega es su lentitud, pero no es del todo cierto. En nuestras congestionadas ciudades, muchas veces se llega antes por la acera o el carril bici que por esas calles siempre atascadas.

Llámalo movilidad inteligente. Desempolva la bici. Y si alguien te pregunta, ya sabes: yo no soy tonto.