OPINIÓN

Georgina

Soy Georgina y vosotros no.
'Georgina'.
Netflix
Soy Georgina y vosotros no.

Los documentales sobre la vida de personajes públicos cada vez ganan más terreno en las plataformas. Son fórmulas amistosas y controladas por los propios protagonistas, que suelen funcionar fabulosamente. Dejan bien a todos, tanto al ídolo de masas como a su público que está sediento por conocer la cara oculta del famoso. Últimamente este fenómeno ha ido a más y ya no son solamente futbolistas o cantantes, sino que hay pilotos de fórmula 1, políticos, entrenadores o grandes comunicadores. De Neymar a Sergio Ramos, pasando por Fernando Alonso, Simeone, David Attenborough, Taylor Swift, Pepe Mujica o Michelle Obama entre otros. Todos tienen gran relevancia mediática y una historia personal detrás. El último en romper esta barrera ha sido un documental sobre Georgina, la pareja de Cristiano Ronaldo, y tengo que decir que me ha sorprendido para bien.

La gente necesita conocer, y por mucho que se hable acerca de la muerte de la cultura, esta no tiene visos de morir, aunque sí tiene que adaptarse. Hoy en día tiene más tirón un documento audiovisual sobre la vida privada de un influencer que el que podría tener una serie sobre Van Gogh, la historia de la filosofía o sobre la Primera Guerra Mundial. Son trabajos perfectamente realizados y guionizados, aunque cada cual debe opinar sobre lo que le parece. Nadie puede juzgar qué es arte o qué no lo es; y como se suele decir, para gustos los colores. Un documental siempre será cultura.

La historia de Georgina en cuestión me ha gustado porque abre una mirada sobre ella de la cual no tenía conocimiento. De primeras es una serie que no llama mucho la atención, ya que hablamos de una persona de 28 años, de la cual se presupone que no tiene mucho que contar en virtud de su breve experiencia vital. En su caso vemos a una chica que se busca la vida para salir adelante, hasta que un día trabajando en una tienda madrileña de alto standing conoce al mejor goleador del planeta. Su rumbo cambia por completo, tiene que enfocarse en la familia y regentar algunos negocios. Además, crea su propia marca personal en base a la moda y las redes sociales. Puede hacerlo, y lo disfruta.

Hasta ahí, pocos juicios pueden hacerse. Pero este documental nos muestra también a una persona que no tiene problemas económicos, y que ayuda a diferentes asociaciones donde los niños son protagonistas. No tendría por qué hacerlo, pero lo hace y lo que es mejor, consigue sacarles una sonrisa a esas pequeñas personas que no han tenido las cosas de cara. Siempre digo que triunfar en la vida es dar alegría y felicidad a los demás. No importa la clase social, ni la cultura, es algo que no entiende de barreras. Georgina puede tener muchos defectos, puede gustar al público o no, pero esta labor nadie se la podrá reprochar; y eso es un triunfo personal. Nunca llueve a gusto de todos.

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