Según la calificación fiscal, el 9 de mayo de 2008 el hombre pidió a la víctima que se subiese al coche y, ante su negativa, la agarró por la ropa y por el cuerpo y la metió en el turismo.

Después, se trasladó a un monte próximo y allí, presuntamente, obligó a la mujer a mantener relaciones sexuales pese a su negativa y sus intentos para que le dejase marchar. El fiscal sostiene que el acusado llegó a sacar una navaja y a amenazarla con matarla si no accedía a sus pretensiones.

Posteriormente, la dejó en las inmediaciones del club, donde la esperaban unas amigas, a las que la mujer contó lo sucedido. Una de las amigas recriminó al procesado los hechos y este respondió propinándole una patada.

PENAS

Tanto el fiscal como la acusación particular consideran los hechos constitutivos de un delito de violación con uso de armas, por el que piden 15 años de prisión, además de una indemnización a la víctima de 18.000 euros, que la abogada de la mujer eleva a 60.000 euros, por los daños físicos, psíquicos y morales.

También acusan al procesado de una falta de maltrato de obra por la presunta patada a una de las amigas de la víctima, por la que piden que se le condene al pago de una multa y solicitan, además, que se tenga en cuenta, la agravante de aprovechamiento de circunstancias. La defensa argumenta que los hechos no son ciertos y pide la absolución.

En el juicio, el procesado manifestó que las relaciones sexuales fueron consentidas y que fue la mujer y una amiga suya quienes le llamaron para que las fuese a buscar y las trasladase a otro club, aunque finalmente sólo subió al vehículo la denunciante "por decisión de ellas", según explicó.

Únicamente reconoció que habían mantenido con la denunciante una relación de cuatro o cinco meses, pero que él había decidido dejarla porque le suponía "mucho dinero", aseguró al explicar que le daba dinero para ella y su familia.

También admitió que fue él quien le propuso tener relaciones sexuales porque ella empezó a darle "caricias y mimos", pero que se negó a darle dinero cuando, según su relato, se lo pidió. Por eso atribuyó a este hecho y a la falta de papeles, por la situación irregular en España de la víctima entonces, la denuncia.

Mientras, la mujer negó que existiese una relación con el procesado, más allá de la que mantenía con él como "cliente" del club y sostuvo que la insultaba por acostarse con otros clientes. Negó también haber recibido dinero o regalos de él y explicó que la obligó a subirse al coche cuando regresaba sola de ir a comprar tabaco y a mantener las relaciones sexuales, tras amenazarla.