Los pasteleros vizcaínos reparten en Bilbao 3.500 carolinas

El Gremio de Pastelería de Bizkaia ha repartido gratuitamente más de 3.500 carolinas entre las numerosas personas que se han acercado este sábado a la plaza Bizkaia de la capital vizcaína. Antes del comienzo del reparto, que ha comenzado a las doce del mediodía, había ya una gran cola con ciudadanos deseosos de degustar este tradicional pastel bilbaíno.
Reparto de Carolinas MinOro
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Reparto de Carolinas MinOro

El Gremio de Pastelería de Bizkaia ha repartido gratuitamente más de 3.500 carolinas entre las numerosas personas que se han acercado este sábado a la plaza Bizkaia de la capital vizcaína. Antes del comienzo del reparto, que ha comenzado a las doce del mediodía, había ya una gran cola con ciudadanos deseosos de degustar este tradicional pastel bilbaíno.

El objetivo de esta tercera edición de la Fiesta de la Pastelería Artesana, popularmente conocida como "la fiesta de la carolina", es premiar la fidelidad de la clientela vizcaína y promover la pastelería artesana de alta calidad. La carolina es "la protagonista indiscutible puesto que goza de una gran aceptación tanto en niños como mayores", explican sus responsables.

La larga cola era reflejo de esta variedad de edades. Mientras las personas aguardaban el inicio del reparto, jóvenes de la Escuela Profesional de Pastelería de Bizkaia preparaban los dulces.

El veterano pastelero Antonio Sanjurjo se encontraba al frente de todos ellos. Ha explicado que la carolina es un dulce de Bilbao que lo inventó hace más de cien años "un pastelero que tenía una hija que se llamaba Carolina", nombre con el que bautizó su creación. Ésta es al menos la leyenda más extendida que circula sobre el origen del nombre del pastel.

En declaraciones a Europa Press, ha señalado que la carolina "junto con el pastel de arroz y el bollo de mantequilla" es la seña indiscutible de la repostería local, que se caracteriza por su "gran calidad".

Recuerdos de infancia

El dulce lleva "una base de hojaldre rellena de crema o coco, según los gustos, y después el merengue con clara de huevo y con azúcar hervida en almíbar". El resultado es un pastel con una característica forma cónica que después "se pinta de chocolate y de yema".

Los bilbaínos que habían conseguido su dulce tras hacer cola disfrutaban del merengue. Un joven señalaba que el pastel estaba "muy rico" y que la carolina le recordaba su infancia.

Por último, una familia se ha animado a hacer la típica broma con el merengue. El padre, con la nariz embadurnada de esta dulce crema, ha manifestado que es "lo que nos hacen siempre los niños". Cuando se compran pasteles siempre tiene que haber "una o dos carolinas" pensando en los niños.

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