Ya están terminando de reparar el chapitel, que ha sido oxidado para que parezca turquesa, y se ha dorado la bola con pan de oro. Pero aún queda mucho trabajo. Hay que reforzar toda la estructura y reparar los ladrillos y piedras.

Los estudios sobre el estado de la Basílica descubrieron que una de las torres tenía grietas muy profundas en las cuatro caras y que existía riesgo de desprendimiento de alguna cornisa a la calle o al tejado. Así, se procedió a restaurar esta torre, mientras que en el resto se realizan las habituales tareas de conservación.

«El trabajo es muy minucioso. Introducimos dos barras de acero inoxidable en cada piedra y ponemos una resina especial que se endurece y permite que quede sujeta», señala el arquitecto. El presupuesto de las obras es de 2,5 millones de euros y el plazo de ejecución de 18 meses.