Barcelona se convertirá en la primera gran ciudad donde se prohibirá el uso del velo integral islámico -burka y niqab- en las instalaciones municipales, a través de un decreto que firmará próximamente el alcalde de la ciudad, Jordi Hereu.

El decreto modificará las normas de cada centro para impedir que nadie entre sin que se le pueda identificar claramente, lo que también afectará a quienes pretendan acceder con pasamontañas y casco de moto. Así lo ha anunciado el alcalde en rueda de prensa tras la reunión de la comisión política de inmigración en que los grupos debatieron un informe jurídico de los servicios jurídicos municipales, y que constata que el Consistorio no puede prohibir el burka en la calle pero sí en los equipamientos exclusivamente del Ayuntamiento, como centros cívicos, bibliotecas, mercados y guarderías.

Hereu defendió la medida por seguridad, y por ser una expresión "de sentido común". "No es posible entrar en un equipamiento y que no se permita la identificación", advirtió, y defendió que "de ninguna manera es atentar contra ninguna creencia religiosa". Por ahora, su socio de gobierno, ICV-EUiA, cree que no debe regularse, y el PP defiende una regulación también en la calle.

Tras los pasos de Lleida y El Vendrell

El pasado 26 de mayo Lleida se convertía en el primer municipio catalán en aprobar la prohibición de entrar en cualquier equipamiento público municipal con burka o niqab, una iniciativa a la que la semana pasada se sumaba el ayuntamiento de El Vendrell (Tarragona).

Este mismo lunes los ayuntamientos de Tarragona y Girona votaron en sus respectivos plenos municipales adoptar una decisión con relación al veto al velo integral. Así, mientras Tarragona decidió prohibirlo en edificios públicos, el Ayuntamiento de Girona rechazó vetar el velo integral en el municipio.