Unas 500 personas secundaron hoy en Santiago la protesta organizada por la CIG para rechazar las rebajas salariales aplicadas a los funcionarios y el resto de medidas de ajuste del Gobierno central. Los manifestantes reclamaron la convocatoria de una huelga general y que sea "el capital", no los trabajadores, el que "pague" la crisis.

Todo, al grito de consignas como 'Contra el capital, huelga general', 'Lo público es servicio, lo privado beneficio' o 'La crisis actual que la pague el capital y la crisis que viene que la pague también'.

La marcha, que partió cerca del mediodía de la plaza do Toural y culminó ante los edificios administrativos de la Xunta en San Caetano, estaba encabezada por un pancarta con el lema 'En defensa de los salarios, del empleo y de los servicios públicos'.

Entre los asistentes a la protesta figuraron el secretario xeral de la CIG, Suso Seixo; el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez; el ex portavoz nacional de la formación frentista, Xosé Manuel Beiras; la miembro de la Real Academia Galega (RAG), Margarita Ledo; la teniente de alcalde de Santiago, Socorro García Conde; y la ex directora xeral de Fomento e Calidade da Vivenda, Encarna Otero.

Ofensiva contra el gobierno

El secretario general de la CIG urgió la convocatoria de una huelga general, que sea "ofensiva" en la exigencia al Gobierno central de políticas para "salir de la crisis". Por ello, reiteró su llamamiento a "una huelga general, pero de carácter ofensivo para cambiar estas políticas económicas y sociales más regresivas".

El dirigente de la central nacionalista denunció la "pasividad" de los sindicatos estatales y europeos. A las organizaciones españolas las acusó de generar "confusión" por transmitir la idea de que en las mesas del diálogo social se debaten medidas para salir de la crisis.

También les reprochó que "jueguen" con la convocatoria de la huelga general. "Si se convoca, hay que convocarla ya, no tiene sentido esperar a que el Gobierno saque unas medidas que van a ser claramente regresivas", insistió, convencido de que hay un "caldo de cultivo" para ello.

"pensamiento único"

Seixo criticó que sindicatos y medios de comunicación transmitan a modo de "pensamiento único" que no son posibles "otro tipo de políticas" y la necesidad de que todos se sacrifiquen dada la situación económica.

"Aquí no se está debatiendo realmente el fondo del problema, que es el de quién produjo la crisis", manifestó, al tiempo que descartó que fuesen las rigideces del mercado laboral, el alto gasto social o los salarios en la Función Pública.

"recortar beneficios a los especuladores"

Por su parte, el portavoz nacional del BNG justificó su presencia en la manifestación por defender la necesidad de recortar los beneficios "a los especuladores", en lugar de reducir los derechos y salarios de los trabajadores. Así, a su juicio, "seguramente tendrían muchísima mejor solución los problemas económicos".

El dirigente nacionalista calificó los recortes salariales a los funcionarios de "injustos" y "absolutamente ineficaces" para "calmar" a los mercados, que identificó con "los especuladores". Además, auguró que estas medidas fijarán los topes salariales a los demás sectores productivos.

"rebelión sistemática" de los ciudadanos

El ex portavoz nacional del BNG consideró que es la ciudadanía "activa" la que ha de "montar la rebelión absolutamente sistemática", articulada en torno a organizaciones sindicales, pero también cívicas y sociales, después de que el Ejecutivo haya comenzado por "rendirse sin condiciones".

"Sólo los ciudadanos podemos defendernos coordinadamente y a nivel europeo, no sólo a nivel local", instó. A su entender, las medidas del Gobierno central son "una animalada" porque implican, aseguró, que sus responsables "se ponen de rodillas ante el FMI —Fondo Monetario Internacional— y los grandes centros de especulación".

El líder de la corriente del BNG Encontro Irmandiño interpretó como "absolutamente de escándalo" que un gobierno del PSOE "no tenga en coraje de, al menos, intentar hacer una política socialdemócrata", de forma que paguen la crisis "los que tienen que pagarla.

También consideró como "completamente de chiste" que los gobiernos europeos den credibilidad al FMI "después de todo lo que hizo en Latinoamérica durante años" y recordó que los japoneses "no le hacen caso ninguno".