La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha asegurado este viernes que le consta que el presidente andaluz, José Antonio Griñán, del PSOE, tiene "un gran respeto político y una gran estima personal" por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

En rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Fernández de la Vega ha respondido así a la pregunta sobre las afirmaciones hechas ayer por Griñán, quien dijo al presidente del PP andaluz, Javier Arenas, que "el que Zapatero sea malo" no convierte "en buenos" a los populares.

Tras destacar el respeto que tiene Griñán a Zapatero y asegurar que "lo demás son interpretaciones", ha comentado que el presidente andaluz con sus declaraciones lo que quiso es "denunciar la torpeza e irresponsabilidad con la que el PP está actuando" para hacer frente a la crisis.

En la sesión de control al Gobierno durante el pleno del Parlamento andaluz este jueves, Griñán y el presidente del PP-A, Javier Arenas, protagonizaron un intenso debate sobre la crisis económica que derivó finalmente en la convalidación en el Congreso de los Diputados del decreto ley sobre medidas de ajuste para reducir el déficit.

Unas palabras poco afortunadas

En su turno de posicionamiento, Griñán había acusado al PP de no ser consciente de las consecuencias que habría tenido para España que no se hubiera convalidado en el Congreso el decreto ley que ha elaborado el Gobierno, a lo que Arenas le respondió que las consecuencias serían que habría habido elecciones.

"Si no hubiera salido adelante el decreto ley a lo mejor teníamos elecciones y habría esperanzas para los españoles", subrayó el presidente del PP andaluz, quien añadió que su partido votó en contra del mismo "porque es una barbaridad pedir sacrificio a los pensionistas desde una administración que despilfarra sin control".

La respuesta de José Antonio Griñán, quizá poco meditada, fue que "el que Zapatero sea malo no les convierte a ustedes en buenos, y eso es de lo que deberían ustedes preocuparse".

Estas palabras, además de la sorpresa inicial, provocó carcajadas de la bancada del PP, y principalmente del líder popular, Javier Arenas, quien con una sonrisa en los labios se llevó las manos a la cabeza y comentaba las declaraciones de Griñán con el secretario general del partido, Antonio Sanz, situado a su derecha.

Ante esta frase y la consiguiente agitación por parte de los diputados del PP, que fueron contestados por la bancada socialista, la presidenta del Parlamento, Fuensanta Coves, tuvo que mandar a callar a los presentes en varias ocasiones ante los intentos del jefe del Ejecutivo de continuar con su alocución.