Pedro García asegura que las cosas "no siempre son como a uno le gusta", pero "tropezar ayuda a crecer"

El deportista dice que "me dijeron que bebiera con moderación", pero no qué era moderación y que ésta "no me eximía de la dependencia"

El campeón olímpico de waterpolo, Pedro García Aguado, manifestó en Zaragoza que el hombre posee la capacidad de "salir reforzado de los momentos difíciles" y por eso estimó que es importante enseñar a los jóvenes que "tropezar ayuda a crecer", mientras que "si piensas que todo va a ir como a ti te gusta y no te enseñan que no va a ser así, nunca saldrás reforzado de ese tipo de actitud".

García Aguado se manifestó así en declaraciones a Europa Press, con motivo de su participación en el Congreso Jóvenes con Valores, que se celebró esta semana en el Palacio de Congresos de la Expo bajo el lema 'Lo que de verdad importa', organizado ADEMAS Proyectos Solidarios en colaboración con la Fundación Canfranc.

Pedro García Aguado fue campeón olímpico en Atlanta 1996, campeón del mundo en Perth 98 y 565 veces internacional con la selección nacional; fue reconocido como el mejor jugador de la liga española de waterpolo en el año 2001.

Además, es autor del libro 'Mañana lo dejo', donde narra como dejó el mundo de las drogas. Actualmente es terapeuta y participa en el programa de televisión 'Hermano mayor', donde desempeña ese papel de jóvenes adolescentes con problemas a quienes trata de ayudar a resolver los conflictos personales y familiares.

El deportista recordó que los científicos utilizan el método ensayo-error "hasta que dan con la solución" y "en la vida pasa lo mismo", a pesar de lo cual hoy en día a la juventud "le cuesta mucho esforzarse y si las cosas no van como ellos quieren, enseguida se rinden".

García Aguado abogó por "educar en el principio de realidad", de forma que aunque las cosas "no va a ir siempre como uno quiere", "tus sueños se cumplirán si eres perseverante". De lo contrario, "a la mínima que las cosas vienen mal dadas, rompen puertas, gritan, se comportan como un niño pequeño", como ocurre en el programa de televisión 'Hermano mayor', dijo.

Agregó que la vida tiene sus pros y contras, pero vivir en la realidad "ayuda a ser responsable, a madurar", "es mejor, creces, vives intensamente, lo bueno y lo malo". De lo primero, disfrutas, y lo segundo, "podré cambiarlo si sé que tengo mucha parte de responsabilidad, mientras que "si es culpa de los demás ¿para qué voy a cambiar?".

"Nunca se le dice al joven, tú eres responsable, el arquitecto de tu propia vida, que vas a hacer a través de tus decisiones; algunas veces te equivocarás, otras no, pero cuando te equivocas, no pasa nada, puedes tirar para adelante".

Mañana lo dejo

Pedro García Aguado es autor del libro 'Mañana lo dejo', donde narra como dejó el mundo de las drogas, que le obligaron a abandonar su carrera cómo deportista. Según explicó, se introdujo en él "por curiosidad" y por "desconocimiento".

Al respecto, comentó que comenzó consumiendo alcohol, "la droga más común", para socializarse, pasárselo bien, y porque "me dijeron bebe con moderación", pero no qué era moderación y "yo pensaba que controlaba".

"No me dijeron que la moderación no me eximía de la dependencia" y argumentó que, además de beber con moderación, también influyen otros factores, como la herencia genética y psicológica, "cómo eres ante la vida, como ves el mundo".

Además, "para mi la droga era la heroína; sin embargo, la droga está en todos los lados y yo empecé por el alcohol". Según comentó, al principio encuentras en ellas "una sensación placentera", pero, luego, "algunos repiten y otros no".

Pedro García Aguado comentó, asimismo, que otros motivos para iniciarse en las drogas son "la necesidad de afecto, de reconocimiento, vencer los propios límites y barreras porque no te gustas, porque estás insatisfecho".

Respecto a la salida, precisó que fue fruto de "tocar muchas veces fondo, de comprometerte contigo mismo y no cumplir, de perder la dignidad, de ver que todo tu mundo se está resquebrajando, que te estás mintiendo y no lo quieres ver, que intentas engañar a los demás, cuando realmente tú sabes lo que está pasando".

A esto se sumaron sus hijas ya que "el día que decidí pedir ayuda se me vino la cara de mis hijas" y el pensamiento de que "no las podía hacer unas desgraciadas porque no se lo merecían, y eso me dio la fuerza".

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